Capítulo 8

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Ahora

No puedo dejar de observar a mi ángel, es tan hermosa, lo único que quiero es besar quitarle sus gafas y besar las pequeñas pecas que tiene en su nariz y mejillas, sus labios son rojos y tentadores, y su sonrisa, nunca he visto una sonrisa tan resplandeciente y perfecta.

Me duele un poco ver como se aparta de mi de forma disimulada, pero sé que no me conoce, apenas salga de aquí le diré a Griselda que me devuelva mi cuerpo y Libby me reconocerá podré besarla, abrazarla, decirle que la amo y que la he extrañado.

-Déjame llevar tu mochila, se ve pesada.- me ofrezco.

-No, gracias. Yo puedo- dijo casi en un susurro con su rostro enrojecido.

-Insisto- en un rápido movimiento le quito la pesada mochila.

-Gracias- murmura aún más sonrojada.

-Con todo el gusto.

Entramos al salón lleno de adolescentes, Olivia baja la cabeza y camina en silencio hacia parte de atrás y se sienta en una mesa cerca de la ventana, agradezco a la diosa al ver que los puestos son de dos así que me ubico a su lado, donde nunca me voy a ir.

-Uh, la hermana de Naira tiene novio- escucho que las personas murmuran, Libby se tensa y se sonroja pero no dice nada. Yo no puedo evitar sonreír.

-Dime algo, ángel. ¿Cuál es tu color favorito?- pregunto, quiero saber todo sobre ella.

-¿Disculpa?- me mira desconcertada.

-¿Cuál es tu color favorito?- repito sin dejar de sonreír.

-El rosado y el tuyo.

-Morado- como tus ojos agrego para mi.

-¿De verdad?- me mira desconcertada.

-Por supuesto, nunca te mentiría.

-Buenos días clase, disculpen el retraso- anunció un hombre con traje entrado al salón.

Termino de dibujar un castillo en mi cuaderno, a pesar del estereotipo de que las chicas tímidas con gafas son la más inteligentes yo no soy así, en realidad no se me dan bien las clases, mis notas no son bajas, solo son promedio.

Yo soy buena dibujando y siempre me ha relajado hacerlo, sin embargo hoy no puedo concentrarme, no con el chico sentado a mi lado que me mira fijamente, hasta creo que no ha parpadeado en los últimos cinco minutos ¿eso es normal? Tal vez necesite ayuda...a no ya parpadeó.

Me siento muy incómoda, solo quiero que se acabe la tonta clase de matemáticas, este profesor tiene grandes problemas. Qué me importa a mi saber que la edad de Ana es el doble que la de Andrea y la suma de sus edades dan 50, si Pedro tiene 6 años más que Andrea ¿Cuántos años tiene Ana?

De verdad ¿Por qué necesito saber calcular esto? ¿Es que acaso seré adivina de edades? No tiene ningún sentido. Miro de reojo a Tristan, que sigue mirándome, a este chico nunca le enseñaron que mirar fijamente a alguien es de mala educación.

-Señorita Paterson ¿Me diría la respuesta de este problema?- dice el profesor sobresaltándome.

Lo que me faltaba. Observo la pizarra dándome cuenta de que ya no estaban haciendo el ejercicio de las edades sino uno de obreros. Leo rápido el problema tratando de resolverlo mentalmente, pero no entiendo absolutamente nada. Muerdo mi labio de forma nerviosa, abro mi boca para decirle que no sé la respuesta cuando escucho una voz dentro de mi cabeza.

20 obreros

-20 obreros- respondo.

-Muy bien- dice terminando de resolver el ejercicio. Suspiro relajándome, trato de no pensar mucho en las voces, nunca me podré a acostumbrar a eso.

-Muy bien ángel- susurra Tristan y yo me sonrojo por el apodo.

40 minutos después el timbre suena anunciando el final de la clase, guardo mi cuaderno de dibujo y mis lápices de colores en mi mochila pero antes de que pueda colgarla sobre mis hombros una mano masculina me la quita. Levanto la mirada para ver a Tristan sonriéndome, tiene una bonita sonrisa.

-Yo lo haré. ¿Qué clases tienes?

-Biología.

-Genial, vamos.

Caminamos en silencio hasta que pregunta.

-¿Cuál es tu animal favorito?

-Elefante.

-A mi me gusta el lobo- dice dedicándome una extraña mirada.

-Los lobos son magníficos- digo sonriéndole.

-¿Canción favorita?

-Probablemente todas las de Parachute.

-Eres una romántica, entonces- comenta haciendo que me sonroje.

-Sí- murmuro.- ¿Por qué me haces tantas preguntas?

-Quiero conocerte mejor.

-¿Por qué?- pregunto ajustándome mis gafas nerviosamente.

-Porque si, hermosa- pasa su brazo sobre mis hombros y me da un beso fugaz en la mejilla antes de alejarse.- Te veo en la otra clase ángel. 

El ángel del LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora