Capítulo 14

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Ahora

Llego a mi casa y creo que aún tengo las mejillas sonrosadas por ese chico, es tan extraño porque de verdad siento que lo conozco de algún lado pero ¿de dónde? Dios probablemente me estoy volviéndome loca. Dejo a Oliver en su pequeña cama, que está al lado de la mía, sonrío al ver como se acurruca, es tan adorable.

Recuerdo que cuando llegué con la familia Benson no decía ni una palabra, tenía casi 6 años pero sentía un hueco en mi pecho, como si me hubieran quitado parte de mi corazón, no podía dormir en la noche porque sentía que alguien me faltaba, lo único que hacía era abrazar mi elefante rosado, entonces papá pensó que necesitaba una mascota y una noche llegó con Oliver.

-Libby, es hora de cenar- dice Naira entrando en mi habitación.

-Ya bajo- le informo.

Hoy es mi turno de preparar la mesa así que llevo los platos, cubiertos y vasos, papá me mira de una forma inquietante y me pone nerviosa, trato de ignorar su mirada y sigo con mi trabajo.

-¡John! ¡Deja de mirar de esa forma a Olivia!- mamá le regaña.

-Lo siento, solo pensaba la primera vez que la trajimos a casa.

-No me lo recuerdes, yo quería ser hija única y mis deseos se vieron frustrados por una niña con ojos violetas- bromea Naira abrazándome.

-Eras tan pequeña y callada.- dice mamá sentándose al lado de papá.

-Sigue siendo pequeña y callada- dice Naira.

-Cállate- dije riéndome.

Después de la cena subo a mi habitación y comienzo a hacer mis tareas del instituto, realmente agradezco de que me faltan algunos meses para graduarme, sin embargo mientras más se acerca ese día más rápido tendré que decidir que estudiar y que haré por el resto de mi vida y no es una decisión fácil.

Cuando ya se hace muy tarde me acuesto en mi cama y cierro los ojos. Estoy en esa delgada línea entre la conciencia y el mundo de los sueños cuando un recuerdo comienza a formarse en mi mente, no sé muy bien como sé que es un recuerdo pero estoy muy segura de ello.

-Vamos, ángel. Rápido.- dice un chico de cabello rubio y ojos grises oscuros.

-¿Qué sucede, Tristan?- dice una pequeña niña de no más de 5 años frotándose sus ojos mientras se levantaba de la cama, era yo.

-Tenemos que irnos ahora- dice Tristan mientras guarda un poco de ropa en una pequeña mochila de color rosa. Es escucha un grito afuera lo que hace que tanto la niña como yo nos sobresaltemos.

-¿Qué pasa?- dice mi pequeña yo al borde de las lágrimas y se asoma por la ventana.

-Olivia no veas por la ventana- ordena Tristan cargándome- Vámonos.

-¡Espera! ¡Mis peluches!- grito con lágrimas en mi rostro.

-Rápido, Libby, agarra tus peluches más queridos. No los ponemos llevar a todos- Otro grito me hace llorar más fuerte- ¡Olivia! ¡Los peluches rápido!

El grito de Tristan hace que reaccione y agarro rápidamente mis 3 peluches favoritos, entre ellos el que tiene forma de elefante, cuando ya estoy lista él me vuelve a cargar y sale corriendo de la casa.

-Ángel, hay personas malas que vienen por nosotros ¿entiendes? ¿Recuerdas cuando me dijiste que querías ser una loba?

-Sí- digo entre sollozos.

El ángel del LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora