(Un día con el Idiota de mi clase de Literatura)
El viernes después de mi cumpleaños la clase de Literatura fue poco estimulante, pues Apolo parecía querer salir de ahí lo más rápido posible y al parecer, nosotros éramos su mayor obstáculo para ello. Así que solo vimos un tema rápido en un tiempo record de 43 minutos y nos dejó ir temprano, argumentando que necesitábamos tiempo para ponernos de acuerdo y para dudas, pues el creía fervientemente que nadie tenía idea de cómo es que quería que se dieran las ponencias y debates, lo cuál probablemente fuera cierto.
—Sé exactamente cómo trabaja Apolo, y confío en que sepas dar ponencias Princessa, así que salgamos de acá y vallamos a hacer ese trabajo —dijo Raymond levantándose y básicamente arrastrándome con él.
—De cuerdo —dije apenas tan audible que dudaba que él me hubiese escuchado.
—¿Dónde sugieres hacerlo?Por una fracción de segundo una parte de mí que seguía siendo una Reina le encontró un curioso doble sentido a esas palabras y una inevitable sonrisa se escapó de mis labios, justo entonces él volteó a mirarme confuso por mi sonrisa.
—Podríamos ir a Delta Gamma —dije para desviar su atención— hasta donde entiendo hoy hay una fiesta y todas las chicas estarán allá, así que tendremos paz y tranquilidad.
—Ni loco voy a ir a Delta Gamma, Cathalinna —advirtió— de ahí no salgo vivo, o no en íntegras condiciones. Desde que me reincorporé al Campus no me he acercado a ninguna de las fraternidades de chicas.—Entonces ¿Dónde propones tu? —dije mordiéndome la lengua para no preguntar acerca de el asunto de reincorporarse al campus.
—Mi casa estará bien, hay varios libros que podrían sernos útiles, cuando Apolo avisó del trabajo recuperé algunos de la biblioteca de la familia.
—Bien, terminemos ese trabajo de una vez —dije poco convencida.Caminé a su lado, por un rato, no sabía en qué momento tomaríamos un taxi o encontraríamos el Ferrari negro de la vez pasada, de repente Raymond se detuvo y me vi obligada a hacer lo mismo, él abrió la puerta del auto, efectivamente era negro, pero no se trataba de un Ferrari era más bien un auto clásico, de esos que seguramente utilizaban mis abuelos.
—¿Sorprendida Princessa? —inquirió burlón.
—Para ser honesta sí —dijo mi boca antes de que pudiera procesar lo que estaba contestando.—Mi madre se encargó de educar un caballero —dijo cuando me senté, puse los ojos en blanco y cerró la puerta para tomar su lugar en el lado del piloto. Yo estaba inicialmente sorprendida por el auto, sin embargo, ahora que lo mencionaba, también era una sorpresa que se tomara la molestia de abrirme la puerta del auto. Bienvenida sea la personalidad "amable" de Raymond, la prefería mil veces a la "antisocial narcisista".
—Estaba más sorprendida por el auto en realidad —dije al cabo de un rato— esperaba ver el Ferrari negro de la otra vez.
—¿Te gustó? —preguntó curioso.
—No se mucho de autos, es más la especialidad de mis hermanos —dije recordando a los gemelos— pero el auto era lindo.—¿Cómo sabes entonces que era un Ferrari?
—Dije que no sabía mucho, no que no sabía nada —dije poniendo los ojos en blanco haciéndolo reír.
—Bueno, de hecho, ese era el auto del padre de Andrick, se lo prestó mientras le entregaban su BMW Coupé —explicó— sin embargo, yo prefiero los clásicos, antigüedades si les quieres decir así.—Bueno, te repito, de autos no se mucho, pero sería un honor aprender —dije resuelta— ¿Qué modelo es este clásico en que voy sentada?
—Un Buick Roadmaster Riviera Hardtop de 1954 —dijo con una nota de orgullo difícil de ignorar.
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La Ilusión de una Verdad |ECAP 1|
ChickLitPrimera parte de la saga: El Camino al Paraíso. Aunque te vallas, sabes que jamás podrás huir de tu pasado, porque es precisamente ese pasado, el que te hace ser quien eres. Eso, Cathalinna Capaldi lo tenía muy presente, y sin embargo, no le impedí...