(Pequeños vislumbros al pasado)
Arreglar todo en la universidad fue más trabajo del que esperaba, y el mero hecho de aparecer de la noche a la mañana con una pancita de cinco meses, no ayudaba a hacerlo más fácil. El verdadero reto fue que me viera todo el mundo, estuviera o no realmente embarazada, sabía que la gente iba hablar, el hecho es que al parecer me afectaba mucho.
No por el hecho de que me diera vergüenza la pancita ni nada, era mi único cabo a Manhattan, así que no lo veía como algo malo, sino por el hecho de que me hubiera gustado que al menos los cotilleos de los pasillos tuvieran una fundamentación verídica.
Por otro lado, estaba el hecho de que nunca había salido con nadie... excepto una o dos veces, pero habían sido citas sin importancia, nada trascendente. Una cosa era aparecer con una pancita de 5 meses de embarazo en la universidad sola. Y otra muy diferente era aparecer del brazo del "padre" de mi "bebé", y peor aún, que ese alguien sea Raymond Rickford... confirmando solamente todos aquellos rumores que llevaban meses circulando.
Había comentarios de todo tipo, inclusive algunos de despecho... Sinceramente no me importaba, en ese momento tenía una preocupación aún mayor y que me golpeó como balde de agua fría cuando cruzamos frente el aula de Literatura.
Apolo Williams... ese era mi actual problema. Porque bien él podía ser nuestro comodín, o nuestra perdición. Desconocía su relación actual con Athala, después de lo que me había contado en las vacaciones no sabía que esperar, Athala se había sacudido de encima cada interrogatorio que yo le hacía, de modo que no sabía si Apolo estaría de nuestra parte o en nuestra contra.
Iba pensando en ello de camino al aula de literatura cuando sentí como me empujaban, sin embargo no me caí, Tiffanny de alguna manera alcanzó a sostenerme.
—Si yo fuera ustedes, no me metería con ella —dijo Tiffanny con voz peligrosa a las chicas que me habían empujado— Es Cathalinna Capaldi una de las Reinas de Grecia y para desgracia de ustedes, es un Ancla... métanse con ella y se meten con toda Delta Gamma.
Las chicas solo se miraron antes de mirarme a mí y a Tiffanny de vuelta, luego se fueron de ahí entre murmuraciones.
—¿Estás bien Reina Rubia? —inquirió Tiffanny.
—Estoy bien Gemela Malvada, gracias por sostenerme.
—No es nada —dijo encogiéndose de hombros y mirándome divertida— créeme, tenerte aquí es toda una Odisea en versión cómica... me divierto bastante.
—Es bueno que sirvamos de tu entretenimiento —dije siguiéndole el juego.
—Ahora Cathalinna... ¿De dónde salió eso? —dijo tan bajo que apenas y yo la escuché, pero su mirada se dirigía a mi barriga.—Es una larga historia.
—A mi me suena más bien a que es una historia complicada —dijo audáz.
—Bien, también eso.Ella se fue a mi lado durante parte del trayecto en completo silencio. Mientras yo valoraba si valía la pena decirle o no decirle, supuse que al final, podría decirle solo lo que ella necesitaba saber.
—¿Tendrá algo que ver con la inversión que una familia griega... algo de Soles... hizo en Capaldi's Construction Company?
—¿Qué tanto sabes de mi compromiso Tiffanny? —pregunté de lleno.
—Que directa... bueno, no mucho solo que habrá una alianza con la familia esa... algo de Soles, no puse demasiada atención hasta que no mencionaron tu apellido, pero ya era tarde para recolectar el resto de la conversación.—Puede que mis padres firmaran un contrato que solo aplica mientras exista un matrimonio vinculante... y puede que el único heredero de los Soileidis sea varón...
—Eso te mete en aprietos Reina Rubia...
—No pienso casarme con él, y haré todo lo que esté en mis manos para impedirlo.
—Me he dado cuenta... de repente ha circulado por toda la red escolar una foto tuya y de Rickford... que forma más extraña de jugar tus cartas —observó.
—Supongo que a tí puedo admitirte que en realidad es una medida desesperada.
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La Ilusión de una Verdad |ECAP 1|
ChickLitPrimera parte de la saga: El Camino al Paraíso. Aunque te vallas, sabes que jamás podrás huir de tu pasado, porque es precisamente ese pasado, el que te hace ser quien eres. Eso, Cathalinna Capaldi lo tenía muy presente, y sin embargo, no le impedí...