Capitulo 38

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(Desestrés)

Ya habían pasado casi tres meses desde el accidente donde Clary quedó en coma, y desde entonces mi vida había tenido cambios.

Ray había comenzado a trabajar con Daniel en la empresa formalmente, con lo que ahora él pasaba muchísimo menos tiempo con Clary, también The Titans había tenido problemas porque uno de los trabajadores había hecho jugadas chuecas, con lo que Gabriel, Daniel y Raphael, incluyendo a sus respectivas esposas, estaban de un lado a otro moviendo todo.

Mi hermana había regresado a California para continuar con su trabajo y mis hermanos estaban pensando en la forma de decirle a mi madre que querían regresar a Estados Unidos a estudiar.

Ellos no querían que se lo tomara mal, pero siendo honesta, yo sabía que iba a tomárselo muy mal, se lo dijera Gio o Day o ambos, y se lo dijeran de la forma que se lo dijeran... podían organizar un musical para ello, e igual les tiraría tomates a todos.

Solo esperaba que no nos fuera tan mal.

Yo por mi parte, me quedaría en USA, mi madre había dejado de insistir en que volviera a Grecia y no sabía como tomarme eso, en la Familia Angelical todos estaban eufóricos por ello, pero Gemma y yo estábamos bastante preocupadas, ambas conocíamos a Déborah Thayer, y sabíamos que esto no era una bandera de rendición.

Aún estaba pendiente la apertura del testamento de los abuelos, para lo cual necesitaban que estuviéramos todos presentes, sin embargo, me había negado rotundamente a moverme del lado de Clary hasta que ella despertase.

Sin embargo había llamado a Ernest para informarle que mi madre ya sabía de la muerte de mis abuelos y que seguramente intentaría reclamar. Él me había dicho que perdiera cuidado, que se encargaría de mantener a raya a mi madre hasta que yo pudiera ir a Escocia.

Básicamente quienes cuidábamos de ella éramos Gemma y yo, y más ahora que acababan de comenzar las vacaciones de verano. Gemma era la tía ejemplar, o eso decía ella.

Hablábamos mucho mientras ambas estábamos ahí.

Victoria se había ido de vacaciones a Grecia a ver a su familia con su novio, para presentarlo. Estaba feliz por ella.

Después de hablar con Raymond acerca de todo lo que el accidente me había acarreado emocionalmente, me sentí más despejada, más tranquila conmigo misma. Gemma había tenido razón, debí hablar hace mucho, pero simplemente no tenía el valor para hacerlo.

Mi vida misma había tenido un cambio enorme desde que puse un pie en Manhattan. Cuando todo esto comenzó, yo no tenía ni idea de que esto iba a regresarme a la vida.

Jamás imaginé hacerme de amigos como los que ahora tenía, como Athala y Greta y mucho menos creí volverme a enamorar, porque había que admitirlo, estaba enamorada y de dos personas maravillosas, dos personas que lograron llegar a mi corazón, a pesar de todas las barreras que yo le había puesto a éste, una era la pequeña niña de cabello castaño y ojos azules y el otro era su papá.

También le había tomado cariño a la ciudad, tal vez no tuviera la elegancia milenaria que tenía Grecia, pero no dejaba de haber algo aquí que me gustaba bastante.

Aquí había encontrado una familia, no era perfecta, incluso tenían muchos problemas, y peleaban seguido entre ellos por cualquier tontería, pero era más de lo que podía haber imaginado o esperado y por lo que sabía, a Gemma le pasaba algo similar.

Me encontraba mirando la hermosa ciudad de Manhattan desde el balcón de la casa de Ray.

Me había preparado un chocolate caliente y tenía ya puesta mi pijama, me había metido a bañar antes, por lo que técnicamente mi cabello estaba secándose con la brisa veraniega.

La Ilusión de una Verdad |ECAP 1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora