Capitulo 25

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(No voy a dejarte)

Comenzamos un trato silencioso esa noche. Después del incidente con Gavril, todos se fueron a sus respectivas casas.

Estaba bastante nerviosa por todo lo ocurrido esa noche. Ya me dolía el estómago y la cabeza. Desde que Gavril se había ido, arrastrado por los policías, yo me había dejado caer en mi silla y no me había levantado de ahí. Sabía de antemano que Gavril no iba a rendirse tan pronto, es más, era casi seguro que en este momento tenía a gente vigilándonos, escuchando nuestras conversaciones y probablemente grabando cualquier cosa que sus cámaras sean capaces de grabar.

Conocía lo suficiente a Gavril, para saber que, si algo lo caracterizaba, era su interminable e incansable determinación para hacer las cosas. Si Gavril quería algo, lo conseguía, siempre. Raymond nos había asegurado a todos que por lo menos esta noche, la pasaría en una celda de la estación de policías, lo que realmente me dejaba más tranquila. No al cien por ciento, pero sí bastante más de lo creíble.

Athala y Greta nos habían hecho el favor de acostar a Clary, yo aún estaba alterada y no creí oportuno ir a acostarla yo, Ray estaba aclarándoles a todos lo de su brillante idea para sacar a Gavril de un día como este. Sentía un profundo agradecimiento hacia él. Hacia todos de hecho, ya que jamás creí que alguien, menos una familia completa, iba a recibirme con los brazos abiertos.

Lo más curioso y de hecho lo que más me preocupaba, era mi familia. Rupert había cambiado mucho en los últimos años, o probablemente fuese que solo me había dado cuenta de ello últimamente. De los único que podía esperar cosas buenas, eran de los gemelos y de papá. Los extrañaba, pero no podía contactar con ellos, sin hacerlo con mi mamá. Daniel nos había dicho que debía hablar con nosotros, así que mañana iríamos todos a la casa Rickford.

Cuando Ray terminó de despedir a Matt, Camille y Stella se sentó a mi lado en el sillón con mucha precaución.

—No muerdo Rayrick —le dije con una pequeña sonrisa.
—No es por eso Cathy, solo no quería incomodarte.
—¿Cómo vas a incomodarme Ray? Hoy hiciste algo maravilloso por mí —le dije mirándolo directamente a los ojos.
—Es lo más que podía hacer, pero esto solo retrasa sus investigaciones.
—Ray estoy segura de que sus investigaciones no se retrasan solo porque él esté durmiendo con una mantita detrás de una celda. Pero el detalle es lo que a mí me importa, no creí que de verdad fueras a hacerlo.

—Te prometí que no dejaría que nada te pasara, que no dejaría que ese imbécil volviera a hacerte daño —dijo mientras tomaba mis manos y comenzaba a acariciar el dorso con sus pulgares— y voy a cumplirlo.
—Gracias, de verdad —lo abracé. No se cuento tiempo, ni me importa, solo sé que, en ese momento, me sentía tan a salvo como en Miami. Sentía que nada podría tocarme, que estaría bien por siempre.
—Hora de ir a la cama —me susurró en el oído y reí. En estos pocos días en Miami, me había acostumbrado a eso.

—Ahora si tengo pijama —le dije divertida.
—Es una pena... —dijo guiñándome el ojo. Debíamos seguir actuando, dado que como le dije a Raymond, probablemente seguíamos vigilados. Sin embargo, ambos sabíamos que nuestros juegos insinuantes no eran actuación, Raymond y yo teníamos bastante tiempo de llevarnos un tanto pesado el uno con el otro, claro sin exceder límites. Ray me ofreció su mano para ayudarme a levantarme y la tomé, no me creía capaz de poder mantenerme en pie por mí misma.

Él pareció entender lo que mi lenguaje corporal quería, me sostuvo de la cintura para evitar que me fuera a caer de camino a su habitación.

—Ya me cansé del peso —me quejé viendo la pancita.
—Ya casi llegamos a la cama, ahí te acuestas y descansas.
—Quiero pasar a ver a Clary... —le pedí— ya no la acosté.
—Está bien, pero después, directo a la cama —dijo serio.
—Si señor —dije poniendo mi mano en mi frente como saludo militar.

La Ilusión de una Verdad |ECAP 1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora