(Aeropuerto y Cena)
Había sido a mediados de Noviembre, específicamente el 14 cuando había recibido una llamada de la casa de mis abuelos en Escocia. El pánico me había embargado y solo había empeorado al escuchar la voz de Ernest, el abogado de mis abuelos, un hombre casi tan mayor como ellos, bonachón y simpático.
Ernest me había explicado que mi abuela había fallecido esa madrugada, y que al igual que con el abuelo, ella había pedido que nadie supiese nada, especialmente mi madre. Me dijo que pondría todo en orden, pero que era necesario que estuviese en Escocia cuando se hiciera la lectura del testamento, aunque para ello mi abuela había pedido esperar seis meses posterior a su muerte. Y me había comentado que necesitaría un abogado de confianza, pues él ya no era tan joven como antes. Había muchas cosas que tratar en Escocia, pero después de todo, todavía debía esperar seis meses.
Ernest me había comentado que mi abuela había dejado una carta para mí que me esperaba en Escocia para cuando yo quisiese leerla. Pero para ser honesta, me sentía incapacitada de cargar con todo, al menos de momento, por lo que había decidido esperar para volar a Escocia, sobre todo porque eso solo alertaría a mi madre acerca de que algo pasaba, Ernest estuvo de acuerdo y convenimos esperar los seis meses antes de tomar un vuelo a Escocia.
Por otro lado, independientemente del incidente de Gemma con Kaleb, las cosas comenzaban a ir mejor para mi amiga, al parecer era bueno que estuviese dándose una oportunidad con Mitchell, quien se había vuelto un miembro frecuente en la familia Borgbier. Y bueno, Jessica también se dejaba ver mucho más seguido.
Athala había tardado un poco en darse cuenta de que ni Gemma ni yo teníamos intención de hablar con ella, en el caso de Gemma, bueno, las razones eran obvias, en mi caso, como se lo había hecho saber a Athala, no era mi costumbre ser hipócrita, y se me hacía grosero hablarle como si nada cuando yo sabía que su novio la había engañado dos veces con mi amiga.
Por otro lado, las cosas en The Titans marchaban de maravilla, Daniel me había asignado un proyecto de prueba, si lo hacía bien, entonces me asignaría algo más grande, no me dijo qué era ese proyecto más grande, pero confiaba en que pudiese obtenerlo. Por ahora, me estaba encargando de los planos y maqueta de una clínica de diálisis al norte de Nueva York, así que el tiempo que no estaba estudiando, lo pasaba trabajando en el proyecto, mi habitación era una jungla, pero poco me importaba. Unas pocas ocasiones en las que Roxana y Victoria hacían reunión en el piso, tenía que utilizar la biblioteca.
Y había sido en una de esas veces cuando Raymond me había visto trabajando, entonces identificó mis planos, eran los mismos que él había visto en el despacho de su padre, tuve que confesarle que estaba trabajando para su papá, cosa que, al parecer no le incomodó en lo más mínimo, incluso parecía agradarle la idea.
Fue así que cuando terminé el semestre, parecía que por fin podía respirar, y con este, también llegó la presentación de invierno de Clary. Yo era la más emocionada por ir, estaba feliz porque ella había logrado tener su solo. Ese día me había levantado temprano para prepararme, a pesar de que la presentación sería hasta la noche, terminé unos pendientes que tenía acerca del papeleo con The Titans y me dispuse a arreglarme.
—¿Hablaste con Mitchell? —le pregunté a Gemma mientras me ponía un arete frente al espejo.
—Sí, me dijo que no había problema con cancelar hoy ¿Qué te dijo Raymond? ¿Pasará él por nosotras o nos iremos con Tommy y Roxy? —añadió.
—Nos iremos con Raymond, pasará por nosotras —dije sonriente, estaba realmente emocionada de ver a Clary.
—¿Entonces ya no hay problema en que te vean con él? —inquirió.
—Ya no puedo detener más los rumores, además Lluvia ya me tiene en la mira y le debo el pago a mi Gemela Malvada... las malas lenguas dicen que Tirgreen esta en la hermandad hoy de visita, así que es una buena oportunidad.
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La Ilusión de una Verdad |ECAP 1|
ChickLitPrimera parte de la saga: El Camino al Paraíso. Aunque te vallas, sabes que jamás podrás huir de tu pasado, porque es precisamente ese pasado, el que te hace ser quien eres. Eso, Cathalinna Capaldi lo tenía muy presente, y sin embargo, no le impedí...