Capitulo 37

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Después de enterarme que a David le había ofrecido un trabajo en California y había aceptado, no había pasado mucho tiempo para que la familia se fuera a la otra punta del país. Lizzie había mejorado considerablemente, la niña hablaba gustosa, pues su hermano ya no la pellizcaba cada que ella lo intentaba y Thiago, si bien no era un niño muy parlanchín, si que hablaba, sobre todo cuando estaba con Clary y conmigo a solas.

Durante esos días de visita, el monitor de Clary siempre parecía más alegre, sí okey, llámenme loca, pero al menos a mí me parecía así. Y ahora que los niños ya no la visitaban, notaba el monitor normal siempre. Laysha la visitaba cuando podía, pero no era lo mismo.

Ahora éramos Athala, Gemma y yo quienes estábamos en el hospital la mayor parte del tiempo. Después de todo, los demás estaban muy atareados. Raymond quería quedarse más días, pero entre Athala y yo lográbamos obligarlo a no hacerlo para que tuviera tiempo de preparar su tesis y terminar su carrera formalmente.

Casi todos visitaban, sin embargo hubo una visita que me sorprendió más que el resto. Estaba terminado una tarea cuando llamaron al cuarto, la puerta se abrió y Tiffanny Rendiffin entró.

—Hola Reina Rubia —dijo cuidadosa.
—Tiffanny ¿A qué debo tu visita?
—Quería ver cómo estabas, algo me ha dicho Connelly sobre que no sales de este lugar, así que decidí venir por mi cuenta... vengo a despedirme.

No pude evitar sorprenderme.

—Me iré de Nueva York un tiempo... Rendiffin tiene algunos negocios en Francia y España, y mi padre quiere que lo acompañe, por lo tanto estaré bastante lejos de Estados Unidos, sin embargo, si en algo puedo ayudarte Reina Rubia, cuenta conmigo... No suelo tener muchas amigas, pero...

—Gracias Tiffanny, de hecho hay algo que me gustaría hablar contigo, más que nada platicarlo ¿Tienes tiempo?
—Claro amiga —dijo y sonreí con ella.

Al final de cuentas, nuestra amistad era rara, pero era amistad.

—Verás, las cosas están complicadas, mi madre insiste en el compromiso y Gavril también, he estado pensando en hablar con él seriamente, pero no me atrevo a ir sola y no pienso decirle a Gemma o a Raymond porque sé que van a negarse rotundos, sin embargo sé que hablar con él de frente es la única forma en que puedo llegar a un acuerdo.
—¿Quieres llegar a un acuerdo con un miembro de la mafia Italiana? —preguntó extrañamente tranquila.

No voy a decir que me sorprendió que ella supiera eso.

—Sí.
—¿Y qué piensas ofrecerle a cambio? Porque esa gente no es fácil de comprar.
—No tengo idea de cuál sea su precio, por eso necesito un poco de astucia extra.
—Necesitaré que me digas qué estás dispuesta a darle... para tener algo con lo que negociar —dijo ella pensativa.
—Bien —era hora de contarle un poco de la situación familiar—. Hay algo que podría ofrecerle. Mi padre va a divorciarse de mi madre, pero ella quiere su parte de la compañía. Hablé con papá y está dispuesto a cederme sus acciones, mientras sea para negociar la disolución del compromiso.

—Okey, sería una buena oferta... la mitad de la empresa es algo tentador.
—Si yo no me caso, y Gavril lo acepta, ellos le quitarían a mi madre su parte de la empresa, o eso creo...
—Entonces los Soileidis se quedarían con toda la compañía, sería una jugada que tu madre no se esperaría —casi podía ver todas neuronas de Tiffanny haciendo sinapsis.
—Por eso sería lo mejor.
—Bien, pero si él te quiere a tí... no aceptará tan fácilmente, yo no lo haría ¿Qué le puedes ofrecer a Gavril Soileidis que se le haga tan jugoso que valga la pena perderte?

No me gustaba que se refiriera a mi como moneda de cambio o algo, pero tenía razón. Necesitaba ofrecerle a Gavril algo lo suficientemente valioso como para que él me dejara ir.

La Ilusión de una Verdad |ECAP 1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora