(Solo digo lo que veo)
Marina estaba encantada con la diversidad de recetas que sabía, y es que realmente mi nana se había encargado de enseñarme mucho, y otro tanto que yo había aprendido por mi cuenta. Estuvimos haciendo un estofado, yo le ayudaba como podía más que nada para aprender su receta, pues me estaba dedicando a los postres, la repostería era mi parte favorita de la cocina, hice las famosas galletas de algodón haciendo unas cuantas modificaciones a los ingredientes e hice algunos postres que mi nana me hacía de pequeña.
Casi habíamos terminado con la cena cuando escuchamos el timbre. Daniel apareció por la puerta de la cocina y con un dedo en sus labios dijo en voz baja.
—Ni una palabra a nadie sobre nuestro secreto.
Marina y yo nos miramos, ella aún tenía una mirada sorprendida. En cuanto Daniel salió de la cocina ella se giró hacia mí.
—Aún se me hace extraño, nunca pensé que se lo fuese a tomar tan natural.
—Él adora a Clary, supongo que esa es la razón.
—Puede que tengas razón.—Hola Daniel —escuché la voz de mi queridísima Gemma.
—Gemma querida, pasa, Cathalinna y mi esposa están en la cocina.
—Gracias.Dicho esto, no pasó mucho para que mi amiga estuviera junto a mi, ayudándome a terminar mis postres.
Daniel se había ido a su despacho, así que me quedé sola con Gemma en la sala cuando terminamos de decorar los postres. Era hora de torturar a mi amiga sobre su nueva relación, y además decirle las novedades del día de hoy, lo lamento Daniel, no puede ser secreto de cuatro, tendrá que ser de cinco porque no hay secretos entre Gem y yo.
—Y bien Gemma... ¿No tenías algo que contarme?
—Amm... no —dice evasiva.
—Eres mentirosa, claro que tienes que contarme bien sobre Michell. ¿Lo sabe ya Stella?
—Rayos, Cathy, no puedo creer que siempre me saques toda la información —suspira más emocionada que frustrada— Y no, Stella no sabe nada de nada, aunque igual no creo que se tarde mucho en enterarse, se siente extraño que tu mejor amigo sea tu novio.—No tengo punto de comparación —dije medio riendo.
—Obvio que no, jamás quisiste aceptar a Rodrigo, inclusive no te despediste de él.
—¿Vas a recriminármelo toda la vida?
—El tiempo que sea necesario —dijo ella decidida.
—Bien, ¿Y Kaleb? —había decidido que era mejor poner en contexto a Gemma, después de todo, corría el riesgo de que en cualquier momento él apareciera con la tal Jessica.—Voy a dejar el tema, creo que todo esto fue una locura —dijo frustrada con las manos en su rostro— es decir, nunca hablamos acerca de ser algo y simplemente ya dejé que dos veces me ganara el deseo antes de pensar en las consecuencias emocionales de todo.
—Lo siento Gem.
—No tienes nada que sentir —dijo después de unos minutos de silencio, pero el tono que usó a continuación no me había gustado para nada— no es tu culpa, en todo caso es mía por confiar en un desconocido.
—Gem, no te lo dije para que lo detestes...
—No lo hago, sé que parece así, pero a la única persona a la que justo ahora detesto es a mi misma, créeme.
—Lo hago, no lo dudes —le dije afectiva, entonces ella suspiró y con una sonrisa que no llegó a sus ojos me dijo.—Voy a salir con él el martes, iremos a cenar —iba a protestar, pero ni siquiera me dejó— ya sé que el miércoles tengo examen, pero te prometo que voy a leer algo antes, por favor Cathy, de verdad quiero ir, necesito saber si esto con Michell va a funcionar o no, no quiero lastimarlo y solo lo sabré con la convivencia... —Gemma seguía rogándome que la dejara salir, lo cuál resultaba gracioso si tomamos en cuenta que ni siquiera en Grecia le pedía permiso a Alethia para salir.
ESTÁS LEYENDO
La Ilusión de una Verdad |ECAP 1|
ChickLitPrimera parte de la saga: El Camino al Paraíso. Aunque te vallas, sabes que jamás podrás huir de tu pasado, porque es precisamente ese pasado, el que te hace ser quien eres. Eso, Cathalinna Capaldi lo tenía muy presente, y sin embargo, no le impedí...