La Heredera (1) El Misterio del Castillo

Capítulo 20

¡Hola a todos! Me tomé un descanso de las redes sociales las últimas semanas, necesitaba desconectarme de todo un rato y dedicarme a mi jardín y a mi cerámica. Me hizo mucho bien y ayudó a que los jugos creativos fluyan mejor, gracias a las personas que preguntaron si estaba bien y si seguía viva jaja ya estamos de vuelta. ¡Y YA SOMOS 700!

¿QUÉ?

Está padrísimo. Son los mejores y les agradezco que estén aquí, leyendo y comentando. Retomamos el horario habitual para subir las historias, estén al pendiente de nuevos libros, denle a mi perfil, ahí tengo una o dos historias más para compartir. Y recuerden que estoy en Facebook, Instagram y Twitter como "SoyPolii" y que esta historia tiene su propio playlist en Spotify.

Les mando un abrazo,

Polly*

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Joe tocó varias veces antes de que Drew abierta la puerta, tenía el cabello húmedo y lo frotaba con una toalla azul, llevaba puesta una simple playera gris que delataba que acababa de regresar de las duchas.

—¿Qué pasa? —saludó con una sonrisa y haciéndose a un lado para dejarlo entrar.

—¿Estás ocupado? Necesito hablar contigo sobre la obra —le dijo al tiempo que el chico dejaba la toalla sobre el respaldo de la silla.

—¿Qué con eso? —Joe se sentó en la cama, Drew se recargó en el escritorio.

—Quiero mi lugar de vuelta.

—¿Qué? —no pudo evitar sonreír.

—Necesito mi lugar de vuelta.

—Renunciaste, ¿recuerdas?

—Claro que lo recuerdo.

—¿Por qué el súbito interés en volver? Dijiste que no serías la burla de la escuela.

—Cambié de opinión —Drew volvió a sonreír y se cruzó de brazos.

—¿Tiene algo que ver con Julie?

—Por supuesto que no. Necesito subir mis calificaciones y me han ofrecido darme un par de puntos extra si retomo la obra —explicó agitando la mano para quitarle importancia, Drew enarcó una ceja y Joe torció los ojos—. Tú eres un nerd y no los necesitas, has una buena acción y ayúdame con esto.

—No es tan simple.

—Claro que lo es, solo tienes que retirarte.

—Si me retiro el siguiente reemplazo es Mateo y él no va a darte el lugar, no todos creen que el teatro sea un juego.

—Kimani se va a volver loca si entra un nuevo reemplazo.

—No puedo darte mi lugar sólo porque has cambiado de opinión, o mejor dicho, porque te han ofrecido un trato. Creo que tendrás que esforzarte el doble en los exámenes finales.

—Bien, como sea —el chico se puso de pie después de torcer los ojos y caminó a la puerta.

—¿Sin rencores?

—Si, da lo mismo —le aseguró cuando estuvo en el pasillo—. Pero escuché que Tyler planea aumentar la intensidad de los entrenamientos.

Ensayaban tres veces a la semana, en una medida de precaución extrema de la profesora, sesiones de dos horas con un breve almuerzo a la mitad, un breve espacio durante el cual todos parecían olvidarse verdaderamente de lo que estaban haciendo en realidad. Era un espacio seguro donde todos podían ser quienes eran y ser aceptados, se convirtió sin darse cuenta en uno de sus espacios preferidos.