Las imágenes se repetían y se mezclaban, estaba de pie en el bosque con su ropa habitual y el hombre del cabello negro se acercaba con los ojos brillantes como depredador al acecho, después estaba la doncella corriendo por el bosque con el vestido ondeando alrededor, los ojos brillando cuando miraba hacia atrás; después volvió a cambiar y ella seguía corriendo por pasillos de la escuela, obscuros y abandonados, escuchando los pasos tras ella.
Despierta, despierta, despierta.
Sentía una punzada en la frente y ardor por todo el cuerpo cuerpo, había una sensación de dolor en su pierna izquierda y un olor muy fuerte metiéndose por su nariz. Movió la cabeza con las pocas fuerzas que tenía en un intento de alejarse del olor
—Está reaccionando —dijo una voz cercana. Julie se movió un poco y trató de abrir los ojos—, ¡Papá!
—Adam... —dijo ella inconscientemente.
—Todo está bien, tranquila —la voz sonaba ronca, amable y Julie se sintió a salvo. Encontró a un hombre robusto frente a ella, algunas canas surcaban su cabello negro, su piel estaba surcada por arrugas—. Estás a salvo. Fue una caída dura, ¿cómo te sientes?
—Confundida —dijo Julie con voz rasposa, tratando de incorporarse, aun veía borroso.
—Soy el doctor Rupert Black —le explicó con seriedad, aunque sus ojos eran amables—. Te encontramos inconsciente en el bosque, no muy lejos de aquí. ¿cómo te llamas?
—Julie... ¿Puede decirme exactamente dónde estoy?
—En Vista Esmeralda —dijo un muchacho entrando a la habitación.
Llevaba en las manos una charola con un poco de fruta y un vaso de jugo, la colocó en la mesa de café a un lado de ella. Era bastante alto, de piel increíblemente blanca, su cabello negro estaba despeinado a propósito y una camiseta negra que hacia un maravilloso contraste; sus ojos eran color verde y su mirada le recordó algo muy lejano.
—¿Recuerdas de dónde vienes?
—Eh... Lago Esmeralda...
—¿Caminaste desde el lago? Si que estás en forma —sonrió, el doctor soltó una risa grave y corta.
—Me perdí... ¡Deben estar tan preocupados! Me fui al mediodía y ellos... ¡Tengo que irme! —intentó ponerse de pie pero el doctor la retuvo con agilidad.
—Está lloviendo, es muy tarde y tienes una contusión, rodaste colina abajo. No puedo dejarte ir en ese estado.
—Pero...
—Podemos llamar a tu casa...
—No es mi casa, estoy de vacaciones con unos amigos.
—¿Algún numero al que podamos llamar? —preguntó el chico de los ojos verdes.
—Probablemente no lo recuerde —dijo el doctor Black mirando a su hijo—. Julie, ¿recuerdas como llegar a la casa?
—Si, ¿pueden llevarme? —preguntó verdaderamente preocupada por la angustia que los demás debían estar pasando.
Las luces atravesaron la sala y todos pusieron su atención en la puerta principal.
—¿Será la policía? —preguntó Mónica.
Afuera había una camioneta, la lluvia caía a cantaros, una figura alta y envuelta en una gabardina verde botella salió del auto sujetando un paraguas y caminó hacia ellos.
—¿Michael O'Connell? —preguntó el hombre, no podían verle el rostro.
—Si, ¿quién es usted?
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La Heredera (1) El Misterio del Castillo
FantasíaJulie siempre trató de convencerse de ser una adolescente normal pero cosas raras suceden a su alrededor sin que ella logre entenderlas o controlarlas. Su transferencia a un remoto internado parece empeorar las cosas, el enorme edificio está lleno d...