TRIGGER WARNING
Hoy nos adentramos un poco más en la vida de Julie, en esa parte que se ha esmerado tanto en superar y que inevitablemente la ha alcanzado. Vienen un par de capítulos complicados para quienes padecemos de problemas mentales o desordenes alimenticios. Recuerden que no están solos, que son amados y únicos, no duden en pedir ayuda si sienten que no pueden más. Siempre tendrán a alguien a su lado. Siempre.
Los quiero.
***
Tenía 8 años cuando su padre la llevó a su primera clase de gimnasia en una pequeña academia cerca de casa, recordaba a la perfección la ilusión que le había dado recibir su mochila rosa llena de cosas que necesitaría para sus clases, la ilusión del breve trayecto y caminar tomada de la mano. La sonrisa que su padre tenía en el rostro mientras la veía intentar sus primeros saltos y las incontables veces que la consoló al final de las clases donde se había caído o golpeado demasiado fuerte, recordaba lo que le decía cada vez que eso sucedía.
—Eres fuerte, eres valiente y eres talentosa. Todo estará bien.
Su padre nunca faltó a una de sus prácticas, nunca llegó tarde por ella y nunca olvidó abrazarla fuerte con cada triunfo acumulado. Hasta que cumplió 13. Recordaba esa tarde, después de la práctica final para una gran competencia la llevó a comer a su lugar favorito, su hermana los acompañó aquella tarde y se sentaron los tres en la mejor mesa del restaurante, esa desde donde se podía ver el inmenso tanque de agua donde montones de peces nadaban de un lado para otro.
—Quiero hablarles de algo importante —les explicó—. Pero primero quiero que recuerden que nunca, nunca voy a dejar de amarlas.
—¿Vas a mudarte de nuevo a casa? —preguntó Melissa con una sonrisa y dando un par de saltitos en su asiento, su padre sonrió.
—Me gustaría llevarlas a un pequeño viaje de fin de semana, un campamento.
—¡Amo ir de campamento! —exclamó Melissa aplaudiendo y sonriendo—. ¿Podemos asar bombones?
—Por supuesto, cielo.
—¿Mamá irá con nosotros? —preguntó Julie con suma cautela, a veces la mención de una actividad en familia causaba alguna clase de estrés que ella no comprendía.
—No, cariño, este es un viaje diferente. Quiero que conozcan a alguien y creo que será muy divertido.
Y un par de días después, su padre las llevó a la casa donde vivía, a un par de horas de distancia y el viaje fue tan divertido que definitivamente estaría siempre en sus momentos favoritos. Sin embargo, había luces en la casa cuando llegaron y al entrar una mujer apareció en el vestíbulo usando un delantal de flores. Era menuda y de cabello largo con ojos obscuros y espesas pestañas; la desconocida se quedó muy quieta a la espera de que alguien rompiera el súbito silencio pero no dejó de sonreír.
—Niñas, ella es Jenny —las niñas saludaron sin saber exactamente cómo comportarse—, ellas son Julie y Melissa.
—Es un gusto conocerlas al fin, su padre me ha contado muchísimo de ustedes —sonrió—, llegaron justo a tiempo para la cena. Les preparé algo muy especial.
Ver a su padre besando a otra mujer la sacudió de una manera que jamás habría creído posible. En su mente, a pesar de la distancia, siempre había existido la ilusión de que volverían a estar juntos; los veía saludarse con tanta alegría y charlar con tanta calma que había creído que era cuestión de tiempo para que un día su padre no volviera a irse. Toda esa ilusión se había hecho añicos en segundos y la sensación desagradable en el estomago empeoró en el momento en que vio a otra niña aparecer en el vestíbulo. Era muy parecida a Jennifer, salvo por el cabello, el de la chica estaba rizado y algo esponjado en comparación con el cabello totalmente lacio de su madre.
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La Heredera (1) El Misterio del Castillo
FantasíaJulie siempre trató de convencerse de ser una adolescente normal pero cosas raras suceden a su alrededor sin que ella logre entenderlas o controlarlas. Su transferencia a un remoto internado parece empeorar las cosas, el enorme edificio está lleno d...