Capitulo 6

7.2K 525 19
                                    

I Love You So - The Walters

(Canciones disponibles en Spotify: "La Heredera")

—Nunca me has contado cómo es que terminaste en este lugar —dijo Nathen, estaban sentados en las mesas del jardín principal, haciendo deberes. Era una tarde hermosa, soleada y sin viento y estaban resguardados debajo de la sombrilla color azul marino.

—Gané la beca —Nathen le dio una sonrisa, de esas que la desorientaban, se aclaró la garganta antes de continuar—. Papá siempre quiso que aprendiéramos a tocar un instrumento, así que mi hermana y yo asistimos a clases por un par de años.

—¿Tu hermana también toca el violín?

—No, ella toca el chelo o al menos lo hacía.

—¿Era buena?

—Algo —admitió recordando los recitales—. Pero abandonó las clases y nunca quiso volver a intentarlo.

—No me da la impresión de ser artística.

—Es buena dibujando...

—¿En serio? —ella asintió, con una sonrisa extraña y una sensación de tener un nudo en el pecho.

—Lo tomó como pasatiempo hace dos años para... le entretiene mucho —sonrió y Nathen pudo ver el dolor detrás de esos ojos azules

—Se ha adaptado muy bien a este lugar, ambas lo han hecho. Es un ambiente difícil cuando estás acostumbrado a la libertad de una vida normal —dijo Nathen con una sonrisa, acomodándole un mechón de cabello.

—Mi hermana tiene una habilidad especial para adaptarse a su entorno.

—¿A qué te refieres? —Melissa se alborotó el cabello.

—Julie no es quien quiera que piensas que es —dudó, jamás hablaba de su hermana con nadie, era la primera vez que contaba cosas tan simples a alguien y sabía que no podría frenarse de decir algo indebido pero tampoco quería detenerse—, es como una especie de camaleón.

—¿Y eso cómo funciona?

—A donde va, encaja a la perfección. Sé que parece agradable y divertida y algo ruda... pero puede ser mucho más que eso. Tiene la habilidad de...

—¿De qué?

—No importa —dijo ella con una sonrisa que ocultó su cansancio, a veces su hermana la agotaba mentalmente.

—¿Estás bien? —preguntó Nathen mirándola, notando lo consternada que parecía, tomó su mano con suavidad.

—Sí, seguro, no es nada.

—¿Segura? Tengo la sensación de que te hice sentir mal, no era mi intención.

—No es culpa tuya —ella bajó la mirada, Nathen tocó su mejilla con la misma suavidad de antes, haciéndola levantar su rostro de porcelana.

—Mel, sabes que puedes decirme lo que sea, ¿verdad?

—No me gusta hablar demasiado de mi hermana, es todo.

—Lo siento —susurró perdiéndose en aquellos ojos azules.

Sus labios se acercaron lentamente, no quería asustarla, no quería que ella se alejara. Melissa estaba aterrada pero deseaba tanto besarlo que se avergonzó de sí misma, cerró los ojos y esperó a que él terminara la distancia entre ellos. Sintió un extraño calor recorriéndola desde los labios, la mano de Nathen se deslizó hasta su cuello para no dejarla escapar, no que ella pensara hacerlo, le gustaba la forma en que la tocaba, con suavidad y delicadeza.

La Heredera (1) El Misterio del CastilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora