Capitulo 3

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Frecuentemente le pasaba que terminaba por ir tarde a todas partes pero aquí, con las nuevas reglas, no podía permitirse hacerlo, no solo porque era el tercer día de la semana sino porque básicamente había llegado tarde a todas sus clases, la mayoría de los profesores le habían puesto mala cara y el de Álgebra le había dado la "última advertencia". Drew le había dicho las rutas más rápidas pero simplemente no lograba recordarlas, a ratos le parecía que los pasillos cambiaban con cada giro que daba, a veces estaba segura de que en ese pasillo encontraría la salida correcta y siempre se topaba con una pared, tampoco ayudaba que cada piso se viera exactamente igual al anterior. Logró llegar unos segundos antes de que sonara la primera campana y encontró un lugar casi al fondo del aula, ahí era menos probable que notaran cuando no estaba poniendo atención y honestamente Geografía era la materia que menos le gustaba. La profesora Laura Rodríguez estaba a cargo y estaba en la lista de favoritos de los alumnos, se decía que era una de las mejores en el campus y que nadie nunca la había visto enojada ni perder la calma.

—Estás en mi lugar.

—¿Y tú quién eres? —preguntó ella, con aburrimiento, levantando la vista. El número 22 estaba ahí, mirándola con aquellos ojos fríos, la segunda campana sonó y la profesora entró al aula cerrando la puerta tras ella.

—Hola, chicos, ¿qué tal el verano? —preguntó dándoles una sonrisa amable y dejando su bolso en el escritorio.

La amabilidad irradiaba desde cada poro de su cuerpo, desde los ojos castaños hasta el cabello obscuro, la piel blanca y los labios rojos, la forma en que parecía sonreír sin que realmente estuviera haciéndolo y cómo parecía poder ver lo que cada uno estaba pensando aunque no fuera así, daban ganas de contarle todos los problemas del mundo con la seguridad de que ella tendría todas las respuestas y soluciones; había tanta bondad en ella que Julie sintió que estaba a salvo de alguna manera, era una sensación tan particular que le pareció demasiado intimo, demasiado familiar y pensó en su madre. Su madre le daba esa misma sensación. Todos se apresuraron a sentarse, el número 22 apretó los labios antes de tomar el lugar al lado de Julie porque era el único que quedaba.

—Este año Julie se une a nosotros y confío en que la haremos sentir bienvenida, ¿quieres contarnos algo de ti?

—No realmente —se disculpó y se sintió culpable por negarse, esperaba que la obligaran a hacerlo porque eso habían hecho todos los demás profesores pero en lugar de eso la profesora le dio una sonrisa y asintió.

—Muy bien, entonces empecemos.

Pasaron la clase completa estableciendo los criterios de evaluación y dando un repaso general, había muchas cosas que ella no sabía ni recordaba y entendió que iba a tener que estudiar el doble para lograr una buena nota, aunque claro, eso le estaba sucediendo en prácticamente todas las materias. En algún punto la chica se distrajo de lo que fuera que la profesora estaba diciendo, pasó su mirada por cada uno de los estudiantes en el salón, la mayoría parecía estar escuchando y algunos hasta tomaban notas. Sin embargo, el número 22 estaba garabateando en la hoja donde apenas y había usado un espacio para anotar los criterios con una letra chueca y diminuta, el resto eran rayones de varios colores de tinta.

—¿Qué miras? —le espetó cuando la notó.

—El claro desdén que sientes por esta clase —respondió ella con una calma que le tomó desprevenido.

—¿Y?

—Nada, solo es una observación.

—Observa otra cosa, listilla —gruñó—, después del numerito de la otra noche no estás en la mejor posición.

—Habla con Allison, a menos que esa no sea tu jurisdicción.

—¿Todo bien allá atrás? —preguntó la profesora, pasando su mirada de uno a otro.

La Heredera (1) El Misterio del CastilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora