🥀Capítulo 2🥀

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Aome

No podía alcanzarla. Trataba desesperadamente de llegar a ella, pero simplemente ese escondite estaba diseñado para su pequeño cuerpecito. Sus risitas se escuchaban cada vez que veía mi mano querer tomar su camisa. Me di por vencida y me tumbe con ambas manos en la carpeta, me estaba haciendo la muerta.

Sentí sus manitas en mi estómago empezar a sacudirme. Abrí los ojos de golpe y dio un grito seguido por risas. La tome de la cintura y la eleve en el aire.

—¡Te atrape pequeña traviesa! —su risa era fuerte. Se sacudía entre mis manos para que la soltara—. Nina, debes darte un baño.

—No —me respondió con sus labios en un puchero.

—Si, debes darte un baño —la acerque a mi nariz y la olí —. Fuchi, hueles a perrito mojado.

—No —volvió a repetir.

Siempre era el mismo problema con mi pequeña de dos años. Nina siempre pasaba huyendo cuando era hora de darle su baño. Me acomode en la alfombra y la tomé entre mis brazos, con mi nariz empecé hacerle cosquillas en el cuello. Su cuerpecito empezó a sacudirse sin control entre risa y risa sabía que estaba dándose por vencida.

—Te soltaré solo si te dejas dar ese baño.

—No —volvió a decir. Volví a la tortura de cosquillas—. Si, sí —se dio por vencida.

¡Ja! siempre ganaba.

Después de darle el baño a Nina baje para darle de comer. Tenía una Nana para mis hijos, pero en verdad solo la utilizaba cuando era en verdad necesario, como los eventos a los que asistía con Max, o cosas de negocios. Me gustaba estar con mis hijos.

No trabaja de tiempo completo en la empresa, pero sí tenía a mi mando todo lo relacionado con filmación, comunicación visual y claro, la publicidad de todo lo que se manejaba en mi sector. Samantha era mi mano derecha, ella sí que se encargaba casi de todo.

Entre en la cocina con mi hija en brazos, Nana y Melissa estaban allí. Nana estaba tarareando y cocinando como siempre. Puse a Nina en su silla de comer y me acerque hasta donde estaba la viejita que adoraba como mi madre.

—Huele delicioso —le dije poniendo mis manos en sus hombros.

—Prueba, es una receta que aprendí en YouTube.

—La puso como quince veces —me dijo Melissa rodando los ojos.

Me reí. Ella estaba aprendiendo sobre la tecnología y desde que le había enseñado a usar el ipad que Maximiliano le había regalado para su cumpleaños, se pasaba viendo recetas todo el tiempo. Le di la palma de mi mano para que dejara caer las gotitas del guiso que preparaba, la lleve a mi boca y probé.

—Está delicioso —saboree mi boca. En verdad estaba muy bueno.

Yes, lo hice de nuevo —dijo emocionada.

Me carcajee dirigiéndome hacia el refrigerador. Tome la comida de Nina que había preparado Melissa, ella era su Nana. La puse el microondas para calentarla. Mi telefono empezo a sonar, lo tome y vi el nombre en la pantalla. No sabía si ignorarla o contestarle, en verdad ella no me agradaba, apenas tenía unas semanas que la había conocido y no era mucho de mi agrado. Se había mudado a la casa que estaba unas cuadras abajo de la nuestra, decía cuadras, porque para llegar allí se necesitaba al menos recorrer una milla. Pelee conmigo misma, pero no dejaba de llamar.

Melissa me hizo señas que contestara, ella le daría de comer a Nina. Me di por vencida y conteste, saliendo de la cocina hacia el jardín.

—Hola, Claire —mi voz había salido algo aburrida.

Amor EternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora