🥀Capítulo 8🥀

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Aome

Aidan estaba concentrado en la expresión que ponía al llamar a la misteriosa rubia, quien parecía conocer a Max.

Ella extendió su mano en un saludo y Max se quedó mudo, sus ojos se perdieron por un momento. Me acerque a ella y la salude.

—Hola, mucho gusto, soy Aome. Aome Jones.

La mujer me sonrió y me recibió el saludo. Ella era preciosa, alta muy alta, a pesar de las zapatillas se veía que era más alta que yo. Sus ojos eran cafés pero con un brillo almendrado, rubia natural y su porte de elegancia la hacía ver fina. Esta mujer no era cualquier chica de burdel.

—Angelina Collins, el gusto es mío.

Volvió a poner los ojos en Maximiliano. Ella lo veía fijamente esperando que él reaccionara.

Max salió del momento y le extendió la mano.

—Hola Angelina, ¿cuanto tiempo?

—No lo suficiente —le dijo con un tono seductor.

Puse los ojos en blanco, la mujer no disimulaba que claramente le gustaba mi esposo.

Aidan se acercó a mí y bajó a mi oreja, con un susurro para que nadie escuchara me hablo.

—No te preocupes, creo que Max no se acuerda ni de la mitad de las tipas que conoció en Inglaterra.

Este tipo me envenenaba, no me agradaba, no importaba si era hijo de mi padre, me parecía irritante.

Austin se acercó a mí, él estaba buscando respuestas en todo lo que estaba pasando. Pero en realidad yo me sentía igual, quería saber qué demonios estaba ocurriendo. Primero mi padre, luego el idiota de Aidan que se veía claramente que solo quería joder y ahora esta tipa que se comía con los ojos a mi esposo.

Tomé el brazo de Austin y lo jalé para que caminaramos. Le di una mirada a Max.

—Ustedes pueden ponerse al día, estaré allí, amor —él entornó los ojos y vio a la rubia, ella sonreía con picardía en su mirada.

Arrastre a Austin hacia una esquina dejando a Aidan, Max y la rubia platicando. Aunque no me sintiera cómoda con esa idea.

Austin me alzo las cejas junto con sus hombros.

—¿Y bien?

—Mi padre se llama Logan Hamilton.

Baje el rostro y me pase las manos por la frente, tratando que el dolor de cabeza que había empezado minutos atrás disminuyera.

—¿El padre de Aidan es tu padre? ¿Pero cómo?

—¿Cómo que cómo? Pues se acostó con mi madre y me tuvo —me puso los ojos en blanco.

—No digo eso tontita, ¿quiero saber cómo lo sabes?

—Me enteré ayer. Los Hamilton tenían una fiesta y Max se me desapareció, lo busque y fui a dar dentro de la casa, allí escuche todo.

—¿Max lo sabía?

—Apenas se enteró. Ay Austin, mi cabeza no ha dejado de dar vueltas, no se que pensar.

Él me rodeo en un abrazo. Acarició mi cabello.

—¿Aome, hablaste con él, con tu padre?

—No —bufé en su hombro.

Me separo y me vio a los ojos

—¿Por qué no? Tienes que hablar con tu padre, Aome, aún recuerdo cuando me decías que aunque amabas a Stuart, querías saber quién era tu padre biológico.

Amor EternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora