🥀Capítulo 17🥀

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Maximiliano

Aidan y yo entramos a una habitación del recinto, dentro ya se encontraba la patriarca Hamilton, sus ojos recorrieron de arriba para abajo. Se llevó los dedos a la barbilla y elevó una ceja.

—¿Así que es el esposo? —camino rodeando a su nieto.

—Maximiliano Jones —dije pero sin extender mi mano en un saludo.

Ladeo una sonrisa. Aidan lucía tan agitado, respiraba exaltado.

—Max, no sé qué quieras aquí, pero no lo encontrarás.

Juraba que Aidan no tenía los cables bien conectados. Tenía deseos de golpear su patético rostro.

Empuñe mis manos y conté en mi cabeza para que la rabia que estaba sintiendo se dispersaran.

—Qué gracioso que no sepas que quiero.

Metí mis manos en los bolsillos, porque el coraje que sentía me estaba inundando el ser.

—Aome ya no es quien tu creías, ella es otra.

La abuela de Aidan me vio de nuevo, esperando a ver que reacción tenía. Disipe mis pensamientos y me concentré en mi plan.

—Eso me quedó claro desde que el doctor me dijo que ella no recordaba nada. Lo he tenido claro desde el momento que me vio y no me reconoció.

—¿Entonces que busca? —Grace preguntó, sus ojos estaban pegados en mi rostro, esperando a que explotara.

—Busco traer de vuelta a la madre de mis hijos.

—No entiendes, ella ya no es Aome Jones, es una Hamilton y quien sabe, hasta tal vez se vuelva mía.

Trono los labios en una expresión que esperaba que me causará más rabia.

Apreté los dientes y mi quijada trono. Baje el rostro sonriendo y lo alce. Sus rostros se pusieron pálidos.

—Ese es un chiste muy bueno, Aidan —levante mis hombros—. Miren, yo no vengo a hacerla de problema. Solamente quiero dejarles en claro, que no me rendiré tan fácil.

Los pasos de alguien sonaron detrás de mi espalda y me imagine quien era, estaba esperándolo.

—¡No vas a llevarte a mi hija! —llegó a un lado de su madre, poniendo sus manos en los hombros de esta—. Aome es feliz, está progresando y nosotros le hemos dado una familia.

—Ella ya tenía una familia, incluso si no nos recordaba, yo estaba dispuesto a esperar.

—Lo siento Max, ella ya tiene una vida.

Empecé a reír con un tono neurótico.

—Ustedes si que son increíbles. Tanto es su amor al dinero. Bien, les hablaré sin rodeos. Yo tengo miles, no, más bien millones. Pagare sus deudas recientes  —saque mis manos de mi bolsillo junto con mi teléfono mostrandoles el número de mis abogados—. Se que estan desesperados. Se que estan quebrados y que sus deudas los tienen del cuello y verdaderamente a ustedes no les importa Aome.

—Estas equivocado, a mí...

—¡Silencio, Logan! —su madre lo callo con un tono que hizo que hasta a mi me encrespara la piel. Le quitó las manos de encima y camino hasta llegar a mí—. Isabelle hubiera estado orgullosa de ti. Eres un hombre con carácter, pero aún así lo controlas y eso me agrada. Aún así, Aome es una mejor oferta, y sería mío.

Me reí.

—¿Eso cree? Pues le tengo noticias, Señora Hamilton. Roselind podrá ser ambiciosa, arrogante y llena de muchos defectos, pero estúpida no lo es. Ella puede desmantelar todo lo que han hecho con una sola llamada —levante mi mano y mostré un dedo—. Una sola. Ella tenía muy bien asegurada a Aome, en caso de que pasara algo, no precisamente esto, pero que llegara a pasar una situación grave con su hija, ejemplo que quisieran quitársela o jugarle sucio — era muy cierto. Roselind tenía en su poder el verdadero testamento del abuelo de Aome—. Al parecer, su esposo no solo desconfío su herencia, si no que mantenía contacto con Roselind.

Amor EternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora