MaximilianoEntre con Aome en mis brazos. La muchacha de servicio al verme se asustó, pero rápidamente supo que necesitaba llevarla a alguna habitación. Me dirigió hasta el cuarto de ella. Corrí y la deje en la cama mientras trataba de volverla en sí. Me arrodille aún lado tocando su cabeza.
—Aome, Aome —llevé mi mano a su mejilla y acaricie. Ella no volvía en sí y empezaba asustarme.
Después de haber escuchado la llamada ella había perdido el conocimiento. No entendía bien qué había pasado. A ella le pasaba mucho eso, tenia momentos donde se perdía y se mareaba, nos había pasado en el restaurante. Me imaginaba que eran secuelas de su accidente o impulsos de su mente por recordar.
Unas pisadas se escucharon en la madera y volteé mi rostro. Era Alexandra. Sus ojos se agrandaron al ver a Aome.
—¡Aome! —grito exaltada—. ¡¿Qué pasó?!
Se sentó a su lado y empezó a tocar su frente.
—Ella solamente se desmayo —me levanté tomando su mano.
Alexandra me señalo el baño.
—En el baño, trae alcohol.
Corrí hacia el baño y busqué en los cajones, encontré la botella y volví con algodones. Se los entregue a Alexandra. Ella empino un poco en el algodón y lo puso debajo de su nariz.
—Tenemos que llevarla a un hospital.
Empezaba a exaltarme. Aome empezó a moverse, pero no abrió de momento los ojos.
—No te preocupes. Ya le ha pasado antes y siempre hago esto. Ella estará bien.
Se levantó y jaló la sábana para cubrirla. Me senté en un sofá que estaba aun lado de la cama de ella. Deje salir el aire, me había asustado.
—¿Le ha pasado antes?
Alexandra se acomodo en la cama y me dio la cara.
—Sí, son secuelas, momentos que dice ver pedazos de memorias. Ella te recuerda mucho, bueno, no a ti en específico. Ella dice ver mucho unos ojos azules —le dije que hiciera silencio con mi dedo. No quería que Aome escuchará, no era la manera en cómo quería que ella supiera quien era. Alexandra me negó y sonrió—. No te preocupes, ella no escucha.
Mis ojos se quedaron un momento en esa mujer que amaba con todas mis fuerzas.
Alexandra me hizo señas para que la acompañará. Nos levantamos y ambos salimos de la habitación de Aome.
Ella lucía ansiosa. Me dirigió hacia una sala. Señaló un asiento y camino a la barra, sirvió dos vasos de coñac. Volvió y me entregó uno. Lo bebió tan rápido que no me dio tiempo ni de dar el primer trago al mío.
—¿Crees que ella recuerde? —pregunté llevándome el vaso a los labios.
—Quiero que así sea.
—¿Así que tu no estas de acuerdo con esto? —me negó perdiendo su mirada en el vaso vacío.
—Nunca quise que las cosas fueran de este modo. Ella es grandiosa y cuando me dijeron que tenía una hermana, me alegré, pensé que me ganaría su confianza y que poco a poco nos haríamos amigas —elevo su mirada. Quería llorar, sus ojos estaban llorosos—. Siento que te la quitarán así. Ella te ama, muy en el fondo, ella aún siente algo por ti.
—No sé —respondí alzando de nuevo el vaso y bebiendo el último sorbo.
—Estoy segura. Desde que te vio de nuevo algo la atrae hacia ti. Cuando regresó de su primer encuentro, no dejaba de hablar del hombre que había conocido en el parque, corrió a revelar la fotografía para enseñarme de quien se trataba. Te juro que el corazón se me paro al verte, no podía creer que eras tú. Ella se pone nerviosa cuando te ve —se inclinó y se puso una mano en la mano en la mejilla, haciendo una pared para evitar que la escucharán—. Me prohibieron que la siguiera alentando, pero ellos no me mandan. En verdad siento un cariño por ella, así que cuenta conmigo para lo que necesites. Te ayudare en lo que pueda. Ustedes son el uno para el otro.
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Amor Eterno
Romance[Secuela de Amor Prohibido] [Completa] Aome y Maximiliano tienen la felicidad que siempre desearon. Una vida de lujos, sus hijos, familia y sobre todo, su amor incondicional. Parece perfecto. ¿Pero qué pasa cuando los fantasmas del pasado regres...