-¿Habéis llegado de Londres recientemente?
-Sí, majestad. -______ ( TN ) se asombró de lo rápido que corrían las noticias. Miró
a su esposo, el cual parecía decididamente incómodo.
El desasosiego de Zayn también era patente en James Stewart.
-¿Qué os llevó a Londres, lady MacArthur? -preguntó Stewart.
______ ( TN ) se dio cuenta de que había hablado demasiado.
-Nuestros motivos son muy personales, señor. - La muchacha miró de nuevo a la
reina, la cual parecía descontenta con su respuesta. ______ ( TN ) pensó que era
mejor que la tomasen por tonta que por algo más peligroso. Nunca habían decapitado a
nadie por mentecato-. Es extremadamente embarazoso -agregó-, y reconozco que
fue culpa mía. Veréis, me peleé con Zayn y huí a mi casa, a Inglaterra. Naturalmente,
mi esposo me siguió y, como podéis ver, ahora somos la pareja más feliz del mundo.
-¿Viajaste sola? - La reina estaba perpleja.
-Viajé de incógnito.
-¿De incógnito?
-Me puse mis ropas más viejas. -______ ( TN ) echó una ojeada a Zayn, el cual,
descontento con la conversación, la miraba con dureza-. En Londres encontré un
empleo como camarera en una taberna.
James Stewart, que normalmente se mostraba bastante frío, se echó a reír a carcajadas,
lo cual atrajo la atención de la mayoría de los cortesanos.
-Te felicito por tu coraje. -Los ojos de la reina brillaban con buen humor-. Lady
______ ( TN ) es una criatura deliciosa, Zayn. ¿La traerás a la corte a menudo?
-Como deseéis, majestad.
En el otro extremo del concurrido salón, Magnus había sido finalmente acorralado por
el poderoso y perseverante conde de Huntly. Lord George Gordon no era tan fácil de
burlar como Magnus pensaba.
-Magnus, muchacho. -La voz de Huntly sonaba bastante amigable -. He estado
intentando hablar contigo desde que llegasteis.
Magnus sonrió hipócritamente y mintió.
-Ni siquiera sabía que estabais en Edimburgo.
-Pues claro, muchacho. - La sonrisa de Huntly fue tan falsa como la de Magnus -.
De haberlo sabido sin duda me habrías buscado. Tenemos muchas cosas que discutir,
ya sabes.
-¿Ah, sí? - Magnus fingió no saber de qué le hablaba.
-Te lo diré sin rodeos. ¿Quieres casarte con Avril?
-¿Avril? - El desconcierto de Magnus era auténtico.
-Mi hija, Avril Gordon -informó Huntly, observando al joven con una ceja arqueada
-. Estáis prometidos en matrimonio.
Magnus tuvo la decencia de ruborizarse. Después de tantos años refiriéndose a ella
como «la hija de Huntley», había olvidado su nombre.
-Bien, señor -contestó Magnus con evasivas-, yo... yo no he pensado en ello, he
estado muy ocupado con los recados de la reina y todo eso. ¿Tiene edad para casarse?
No recuerdo que la tuviera la última vez que la vi.
-¡Eso fue hace diez años! -espetó Huntly-. Entonces tenía siete.