Capitulo 95

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¡Socorro! -aullaba ______ ( TN ), con la garganta destrozada tras largas horas desgañitándose inútilmente.

Temblando de frío, bajó la mirada hacia las implacables aguas que se acercaban rápidamente a la cima de la roca.

«Soy demasiado joven para morir -pensó, histérica-. Por favor, Dios mío, juro que seré la esposa más perfecta y obediente. ¡No me dejes morir aquí!»

Con los ojos empañados por las lágrimas, oteó el horizonte y vio un punto negro en la distancia. A cada momento que pasaba se hacía más grande. Sin atreverse a dar crédito a sus ojos, ______ ( TN ) parpadeó y sacudió la cabeza.

¡Un barco! ¿Cómo podía atraer su atención? Entonces se le ocurrió una idea: se quitó la blusa y la agitó frenéticamente por encima de su cabeza.

El joven Danny MacDonald, sentado en el puesto de vigía a bordo del buque pirata The Jaded Lady, estaba terriblemente aburrido. De repente, algo en la distancia le llamó la atención, y Danny aguzó la vista, pues no podía creer lo que veían sus ojos. Agitando frenéticamente los brazos, una mujer medio desnuda estaba de pie en lo alto de la infame «roca de la doncella».

-¡Eh! -le gritó Danny a Alasdair, jefe pirata de los MacDonalds de Oban-. ¡En la roca de la doncella! -El chico señaló en aquella dirección.

Abajo, en la cubierta, Alasdair MacDonald dirigió su catalejo hacia la famosa roca.

-¿Qué es? -preguntó su compañero.

Sin decir palabra, MacDonald le pasó el catalejo al emisario de la reina, Magnus Campbell.

-Una mujer en apuros. ¿La rescatamos?

Desde su gran altura, Alasdair MacDonald bajó la mirada solemnemente para observar con atención al enviado de la reina y preguntó:

-¿Por qué?

-Pues para que no se ahogue.

El capitán pirata se encogió de hombros con expresión indiferente.

-Si un hombre desea librarse de su esposa, ¿por qué iba yo a frustrar sus planes?

-¡No puedes dejarla morir así! ¡Es inhumano!

-Si... el marido no la quiere -arguyó Alasdair-, me tocará soportarla a mí.

-Yo asumo esa responsabilidad -aseguró Magnus.

-Entonces, adelante -asintió el jefe, seguro de que el joven caballero estaba cometiendo un grave error-. ¡Rob! Colin y tú, echad el bote al agua -ordenó. Luego se volvió hacia Magnus -. Puedes ir con ellos y recoger tu botín.

Medio desnuda y gritando casi inaudiblemente, ______ ( TN ) les parecía una loca a los tres hombres del bote. El fuerte viento azotaba su larga cabellera hasta la cintura de tal modo que escondía su cara. A medida que se acercaban, ______ ( TN ) cayó sobre sus rodillas y empezó a llorar, histérica de alivio.

-¡Nada hasta el bote! -gritó Rob, reacio a la posibilidad de ser lanzado contra la roca.

______ ( TN ) negó con la cabeza.

-¡Mierda! -renegó el muchacho.

Rob se quitó la chaqueta y las botas y se zambulló en el agua helada. Apareció en la superficie muy cerca de la roca, y nadó sin ningún esfuerzo la distancia que quedaba. Luego subió hasta la cima de la roca y ayudó a ______ ( TN ) a ponerse en pie.

- Gr-Gracias -sollozó la muchacha, abrazándose a él con fuerza.

De estatura tan gigantesca como su padre Alasdair, Rob miró hacia abajo para contemplar a la diminuta mujer cuya cabeza le llegaba apenas al pecho.

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