Capitulo 94

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______ ( TN ) asintió con la cabeza para prometerle su obediencia. Finlay sacó su cuchillo y cortó la cuerda que ataba las muñecas de la muchacha.

-Mi marido te matará por esto -susurró.

La horripilante imagen de Zayn MacArthur empuñando una espada apareció en la mente de Finlay, y un escalofrío descendió por su espalda.

-Cállate -dijo con brusquedad.

Luego la obligó a subir al caballo y montó detrás de ella.

Siguieron adelante. Por razones obvias, ______ ( TN ) ya no disfrutaba con la belleza del día. Despertando de su sopor, sus piernas hormigueaban frenéticamente. Movió cautelosamente su dolorida mandíbula, tratando de sopesar el alcance de la herida. Parecía que no estaba rota.

«¿Cómo se alimentará ahora Dubh? -se preguntó ______ ( TN ). Un torbellino de inquietantes pensamientos asaltaron su mente-. ¿Qué hará Menzies conmigo cuando lleguemos al castillo de Weem? ¡Y Sly! Mi precioso animalito está herido, o probablemente muerto.»

Silenciosas lágrimas corrieron por sus mejillas. A través de sus ojos empañados, vio a Finlay acercarse a ella.

- Mantén tus malditas zarpas lejos de mí -gruñó-, o te arrepentirás.

Finlay se retiró al instante. Sorprendida pero aliviada, ______ ( TN ) se preguntó por qué aquél hombre, después de raptada y golpeada, se preocupaba por que no la tocara más.

- Mataste a mi zorro -acusó la condesa de Dunridge.

- ¿Te refieres a tu demonio familiar? -dijo él con desprecio.

- ¿Mi qué?

- No conseguirás engañarme -dijo Finlay bruscamente -. Eres una bruja, y esa bestia era un pariente tuyo.

______ ( TN ) no contestó. ¿Bruja? ¿Demonio? ¡Aquel hombre estaba loco! Tendría suerte si llegaba sana y salva al castillo de Weem.

La tarde fue avanzando hacia el anochecer. Una acre salinidad cosquilleó en la nariz de ______ ( TN ), y las ventanas de su nariz se ensancharon, tratando de discernir su origen. El olor se hacía más intenso a cada paso que daban.

- Es el mar -murmuró ______ ( TN ) cuando dejaron atrás el bosque para entrar en una pequeña cala.

- El estrecho de Mull -dijo Finlay. Luego desmontó y bajó a ______ ( TN ) de la silla -. Siéntate.

Con una sonora queja, ella se dejó caer sobre la roca más cercana. Finlay se arrodilló y le ató los tobillos y las muñecas con una cuerda.

- ¿Qué haces? -protestó la muchacha.

- No podemos marchamos hasta que cambie la marea, y no voy a permitir que te escapes durante la noche.

- Finlay sacó un frasco de su bolsa de arpillera-. Bébete esto.

Sedienta tras el largo viaje, ______ ( TN ) bebió un gran trago. Sus ojos se abrieron como platos y tosió y resolló mientras el potente whisky quemaba el camino hasta su estómago. Finlay rió y le dio unas rudas palmadas en la espalda.

Luego se dispuso a encender un fuego. Una vez estuvo encendido, el hombre cogió su bolsa, sacó un puñado de tortas de avena y le ofreció unas cuantas a ______ ( TN ), la cual las engulló ávidamente.

- ¿Cómo te llamas? -preguntó _______ ( TN ). No obtuvo respuesta-. ¿Cómo debo llamarte? -insistió.

- No debes llamarme.

______ ( TN ) entre cerró los ojos.

- ¡Exijo que me liberes de inmediato! Sería un terrible error para ti hacer lo contrario.

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