Chapter I

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¿Qué hacía ahora? 

Estaba en medio del desierto esperando, inútilmente, que pasara un carro, un trailer o por lo menos una motocicleta que me ayudara a salir de aquí. Mi estúpido chevy se había dignado a fallar, no es que fuera muy nuevo, en realidad era una chatarra hecha en los 70's de color verde musgo. 

Nadie, asbsolutamente nadie pasaba por la carretera, era solo yo y mi viejo chevy, parados en la orilla de la carretera.

Solo a mi se me ocurría viajar 9 horas continuas sola y con el pedazo de chatarra hasta la Costa Oeste, mi supuesto nuevo hogar.

Venía desde la ciudad del pecado, en donde los turistas tiraban todo su dienro en apuestas y en mujeres: Las Vegas. 

Había vivido ahí casi toda mi vida, nunca salí a ninguna otra parte que no fuera dentro de la ciudad, trabajaba de taquillera en un cinemas cerca del centro, que siempre estaba lleno de muchachos que venían con mujerzuelas para hacer todo menos ver la película.

Ahí, todo estaba bien, tenía amigos, tenía trabajo y ya sabía como defenderme de los turistas ebrios que intentaban otra cosa, prácticamente, estaba feliz, tenía una vida perfecta en el vil desierto que era Las Vegas; hasta que a mamá se le ocurrió meterse en cosas de espiritualidad y energías que la hizo que un día dijera "aquí está lleno de malas vibras, tenemos que mudarnos", al día siguiente ya estábamos empacando todo para irnos a un lugar en donde "recúperaramos" nuestra energía perdida.

Me bajé del capó del carro al oír que un carro se acercaba, inmediatamente comencé a hacer señas, rogando al cielo para que se parara a ayudarme.

El Jeep, del mismo color de mi chatarra, se detuvo delante de mí y bajó la ventanilla.

Era un chico como de mi edad, ojos café claro y el cabello color cobrizo que me miraba con el ceño fruncido.

-¿Ocurre algo?-dijo y pude notar que tenía una boca besable.

-Ahh, si. Bueno, no estoy segura... 

El chico se rió y paró su carro delante del mío, para luego bajarse del carro. Era alto y tenía musculos lo justo y necesario. Era, según yo, el típico chico américano que miras en las series que termina siendo el protagonista y se queda con la porrista plástica. 

-¿Podrías abrir el capó, porfavor?

No tenía ni la mas mínima idea de como se abría. Mi hermano mayor era el que se encargaba de él, yo solo lo conducía.

-No se dónde diablos se abre.

El chico se soltó riendo y caminó hacia la puerta del carro y se metió medio cuerpo por la ventanilla, ahí noté que tenía buen trasero.

El capó hizo "clic", pero no se abrió. Maldición, lo que me faltaba.

-No se abrió.- dije un tanto avergonzada, no sabía que la cacharra esta iba a tener tantas fallas.

El sólo negó con la cabeza, metió una mano por debajo de una rendijita del capó y mágicamente se abrió.

Éso me hizo sentir la más tonta del universo.

-No es tu carro, ¿cierto?

-Claro que sí, sólo que yo nomás lo manejo. Mi hermano lo arregla y ésas cosas.

-Ah. 

Miró detalladamente cada parte del motor, y ésas partes de carro que hacen que funcionen, por lo menos unos 15 minutos hasta sonreír trinfalmente.

-Le falta agua.- dijo simplemente.

-No bromees!-dije un tanto molesta, ya que había estado 3 horas aquí parada pensando que no tenía batería o algo grave, pero no, el carro solo tenía sed. 

Red ThreadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora