Chapter XI

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XI

-¡Es la útlima semana, maldita sea!- gruñó Luca haciendo que mis papás y yo nos sobresaltaramos. 

-Hijo mío, sabes que te quiero mucho pero, ¿podrías dejarnos desayunar en paz?- dijo mamá dulcemente. 

Papá sólo miró la escena mientras se tomaba su espresso silenciosamente. 

Luca tenía razón, sólo quedaban 7 días de vacaciones, el próximo lunes entraríamos a la escuela, él a la universidad y yo a mi último año de preparatoria.

-No hemos hecho nada digno de buenas vacaciones.- siguió diciendo Luca. 

-Nos mudamos.- dijo papá. 

-Éso no cuenta, yo necesito fiestas salvejes, mucho alcohol, drogas y mujeres desnudas a las cuales pagarles para que sea mis perr...

-Luca..- advirtió papá. 

-Está bien, está bien, pero ya saben a lo que me refiero, demonios. Necesito desastre, algo digno de recordar. 

Mordí mi magdalena de naranja.

-Hay que hacer una fiesta.- dije como no quiere la cosa. 

Luca le pegó un puñetazo a la mesa, derramando el espresso de papá. 

Mamá negó con la cabeza.

-Yo no limpiaré éso. 

Luca suspiró y fue por servilletas. 

-¡Hagamos una fiesta, entonces! 

Me reí bajito. 

-No seas idiota, no conocemos a nadie mas que a Suzie, Scout, Ian, Alan y Patrick.

-Pero ellos conocen a más personas, haremos que se corra la voz y vengan chicos de la ciudad también, que vengan de diferentes pueblos solo para venir a la fiesta de los Dellapiane. 

Mamá carraspeó. 

-¿Y en dónde harán ésa maravillosa fiesta? 

-Aquí, por supuesto. Pero ustedes deberán irse, no están permitidos los adultos en ésta magnífica fiesta que Sienna organizará. 

Me ahogué con un pedazo de magdalena. 

-¿Yo? Oh no, ni loca. Sólo fue una idea.- dije inmediatamente. 

-¿En qué momento les dijimos que podían hacer una fiesta en la casa?- preguntó papá con una ceja alzada. 

Luca sonrió con malicia. 

-Tengo planeado hacerla el miércoles.- me miró.- tienes dos días para organizarla.- y luego siguió.- Ustedes cumplen años de casados el miércoles, así que no creo que quieran tener una noche de pasión aquí en casa sabiendo que sus dos hijos están aquí sabiendo lo que ustedes se encuentran haciendo detrás de la puerta de su recámara. Ustedes se irán a la ciudad, cenarán en un restaurante caro francés y luego se quedarán en un lujoso hotel. 

-¿Pero qué mierda, Luca? 

Mamá miró a papá y sonrieron. 

-Perfecto.- dijo papá aceptando la propuesta. 

Luca sonrió orgulloso.

-Termina de limpiar éso.- lo regañó mamá. 

-¿Compraremos Heineken, Blue Moon o Budweiser?- dije mientras veía los estantes llenos de alcohol que tenía Wal-Mart. 

-8 de Heineken, 2 de Blue Moon, 6 de Budweiser.- respondió Luca mientras empujaba el carrito con alegría. 

Le ayudé a echar las cajas de cerveza a su carrito, ya que el mío ya se encontraba lleno de botanas y adornos. 

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