Chapter XVII

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Respiré tres veces lentamente, intentando que nadie me escuchara. 

Era a mediados de noviembre, llovía a cántaros, hacía muchísimo frío y estaba oscuro. Apenas podía creer que de verdad estuviera haciendo ésto. 

Con mucho cuidado, corrí hasta el siguiente poste que detenía el muelle sin mirar atrás o a los lados. Mi corazón latía fuertemente y mi boca comenzaba a moverse violentamente, producto del frío. 

Una sombra pasó justo a lado mío. 

Mierda. 

Tenía que salir de aquí antes de que me rodearan. Me dispuse a correr hasta el agua, ya que ahí estaría a salvo, pero necesitaba armas. Desgraciadamente, no tenía ninguna.

Estaba frita. 

Respiré hondo y corrí en dirección al agua. La lluvia caía escandalosamente y no podía ver nada. 

Algo impactó en mi espalda, después en mi pierna y por último en el pecho. 

Gruñí y me dejé caer al suelo. En cámara lenta miré pasar por encima de mí varios globos de diferentes colores. La guerra se había desatado y yo había muerto. Genial. 

Un chico corrió hacia mí y me sonrió con ésas sonrisas que hacen que se te caigan las bragas. 

-¡Tenemos que salir de aquí!- me gritó por encima de la lluvia. 

Negué la cabeza y solté un gruñido moribundo. 

-Estoy apunto de morir, no te arriesgues por mi. Moriré por la nación.- susurré. 

Ian quizo reírse pero seguió en su papel. 

Con dramatismo, dejé caer a la arena el brazo que tenía en mi pecho y cerré los ojos lentamente. 

Mi novio gritó un doloroso "no" y me sacudió con fuerza pero a la vez con suavidad. 

Por encima del sonido de la lluvia cayendo en el agua y el sonido de las olas rompiéndose en la orilla escuché unos pasos y más "splash" provocados por las supuestas balas hechas con globos de colores rellenos de pintura rojo sangre. 

Todo esto fue idea del maduro de mi hermano mayor, había comenzado a llover despacio y todos estábamos en la sala de mi casa, sentados jugando una aburrida partida de scrabble, hasta que Luca dijo que quería jugar en la playa y ahí es en dónde Patrick soltó la idea de jugar a la guerra. Todos éramos soldados de diferentes naciones, nos dividimos en grupos: Luca, Suzie, Mike y Alan una nación y Scout, Ian, Patrick y yo en otra. Como todo estaba muy oscuro todo era más difícil, pero a la vez divertido. Suzie puso la regla que debíamos actuar como verdaderos soldados y si llegábamos a morir, que aún así teníamos que seguir en nuestro papel. Nada de risas o estábamos automaticamente descalificados. 

La madurez ante todo. 

-¿Qué diablos? ¿Quién la mató?- gritó Scout claramente dirigiéndose a Ian que todavía seguía sacudiéndome y dándome, según él, raspiraciones boca a boca, aunque no creo que las respiraciones boca a boca incluyan lengua. Idiota, pensé para mis adentros. 

-Fue la otra nación. Ahora ya es personal.

-¡Cuidado!-gritó Scout y escuché un golpe enseguida de mí. 

Desgraciadamente no podía moverme ni abrir los ojos hasta que se acabara el juego. 

Unos labios se posaron en los míos y después me susurró en el oído: 

-Lo siento, si sigo aquí me matarán o me descalificarán. 

No escuché a Ian marcharse, pero me quedé aparentemente sola en medio de la playa, tirada en la arena con la lluvia cayéndome en la cara, muriéndome de frío y manchada de pintura roja en todo el cuerpo. 

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