Chapter V

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V

Ya teníamos un mes viviendo en éste pueblo y en realidad, comenzaba a sentirme a gusto aquí, no era como en Las Vegas, lleno de tiendas y cosas que ver, pero era tranquilo.

Estaba acostada en el césped escuchando música mientras veía las nubes cuando Luca me quitó los auriculares.

-¿Qué sucede?- pregunté confundida.

-Mamá dice que te cambies, que iremos a comer.- dijo mirando mi pijama.

Puse los ojos en blanco y me levanté.

Al ir a la cocina y mamá estaba con sus habituales atuendos, un oberol más grande que ella, una blusa que usaba para pintar que estaba llena de salpicaduras y sus sandalias de cuero trenzado.

-¿Es cierto lo que dice Luca?- dije.

Ella sonrió y se quitó un auricular de la oreja.

-Si, tu papá quiere llevarnos a comer hoy a un restaurante que está en el centro.

Suspiré.

-Bien, me iré a cambiar.- dije mientras salía de la cocina.

Amaba mi familia, porque era muy liberal, podíamos vestir como quisiéramos, podíamos hacernos tatuajes, perforarnos toda la cara y no pasaba nada, todo seguía bien. Solo que mamá no toleraba las malas palabras, pero con el tiempo fue entendiendo (extrañamente) que nosotros éramos unos groseros sin remedio.

Me puse una blusa holgada sin mangas blanca, unas medias completamente agujeradas y encima de ellas, un short de mezclilla muy viejo que apenas tenía color, junto a mis vans negros.

Dejé mi cabello suelto y me puse un sombrero negro. Agarré una mochila negra en donde guardé un poco de dinero, mi teléfono y mi iPod, tomé la patineta que casi no usaba y me puse mis Ray Ban.

Toda la familia ya estaba lista, mamá seguía vestida igual, Luca traía una camiseta igual a la mía y unas bermudas color caqui y papá una camisa a cuadros y unos jeans de mezclilla.

-Chicos, hoy no iremos en carro.- dijo mamá.

Luca gruñó

-¿Porqué?

Papá sonrió.

-Hay que ayudar al medio ambiente, por un día a la semana que no usemos el auto es una mejora considerable al ambiente.

Ugh, tenía que tener, aparte, unos papás totalmente hippies.

Suspiré y todos salimos de casa.

Mamá se subió en su bicicleta, papá se puso los patines al igual que Luca y yo me subí a mi patineta.

Lo bueno de vivir en un pueblo es que todo está relativamente cerca, por lo que nos tomó aproximadamente veinte minutos para llegar al restaurante.

-¿Lo ven chicos?, es realmente divertido no usar el auto a veces.

Luca y yo solo nos miramos sin decir nada.

Ya estando sentados en nuestra mesa, nos dieron en menú y cada uno se sumergió en sus pensamientos.

No había comida aquí con la cual yo pensara "Oh cielos, mataría por comer ésto", casi todo tenía salsa BBQ o algún Gravy, cosa que no me agradaba mucho en éstos momentos.

Suspiré.

-¿Ya saben que van a pedir?.-pregunté, para así darme una idea de lo que iban a comer y así pedir algo, no precisamente rico, pero comestible.

Mamá dejó su menú en la mesa y asintió, sonriente.

-Quiero Bistecca alla fiorentina*.

-¿No puedes pedir algo mas americano, mamá?-dijo Luca, mientras el también dejaba su menú en la mesa.

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