Chapter XXIV

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La profesora nos miraba con una discreta sonrisa en la cara mientras nos daba las hojas boca abajo. Cuando terminó de repartir las hojas, se paró enfrente, cruzó sus brazos y sin quitar la sonrisa de la cara, suspiró alegre. 

-Lo que tienen en sus pupitres son poemas, haikús o historias.- todo el mundo rezongó.- Venga ya, a todo mundo le gusta leer, no digan que no.- caminó de un lado a otro sosteniendo su libreta de nombres.- Ya sean libros, revistas o publicaciones sin sentido que ustedes leen en las redes sociales.- todos rieron.- Perfecto, la actividad de hoy consiste en que cambien su historia con su compañero de enseguida sin voltear la hoja. Después, yo llamaré sólo a 1 persona que me leerá la historia que esté ahí. Al finalizar la lectura, me tendrá que decir lo que piensa de la historia. Bien, cambien las hojas, muchachos. 

Le dí la hoja a Alan y el me dió la suya. 

Alan levantó la mano. Puse los ojos en blanco y miré la hoja como si fuera la cosa más interesante. 

-¿Para qué hacemos ésto? No tiene sentido. ¿Por qué no tenemos una clase de español normal? 

Ella sonrió. 

-Es el examen de ésa persona. A quien le toque ser elegido para leer la historia, poema o haikú, estará exento.- hubo gritos de emoción por parte de todos.-Alan, ya que estás tan acomedido el día de hoy, ¿podrías ayudarme?-él asintió y se paró junto a ella.- Sacarás 3, el último será el elegido, ¿de acuerdo? 

-Sí, señora.

- Entonces...- sonrió macabramente mientras tomaba la pecera llena de papelitos doblados minuciosamente.-... que la suerte esté siempre de su lado. 

Alan sacó un papelito y se lo dió la profesora. 

-¡4!- exclamó y miró en su lista.- Annabel, mi querida Annabel Lee, estás descalificada. 

Anna, una de las mas estudiosas del curso, simplemente sonrió y miró su hoja. Ella sabía que aunque hiciera el examen normal, aprobaría. Que envidia. 

-¡37!-gritó y volvió a mirar la lista.- Estuviste a casi nada, Alan. 

Alan chasqueó los dedos en un gesto divertido e hizo una mueca. 

-Demonios. 

-Bien, dame el último.- y éso hizo. Ella lo abrió y después nos miró a cada uno de nosotros dándonos suspenso.- ¡11!- volvió a gritar, checó su lista y me sonrió.- De pie Sienna. 

Me sentí aliviada por ser yo la que leería, ya que sabía que no me iría bien en español. La suerte si que estuvo de mi parte.

-Toma tu hoja, dale vuelta y ya sabes que hacer. Los demás, silencio, que en base en la lectura de Sienna, harán un trabajo que contará como final. Atentos.- me miró por última vez y asintió. 

¿Cómo puedo saber

que me sientes  

cuando estás tan lejos? 

Quiero desesperadamente

saber. 

Mi corazón nunca

deja de llamarte. 

Y deseo con todo mi corazón 

que te llegue de alguna manera. 

En un sueño o al estar despierto en la madrugada. 

Todavía creo en los hilos

que conectan a la humanidad

en el tejido de la vida. 

Vamos a agitar

Red ThreadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora