X
Una figura masculina estaba sentada en mi sillón.
Pero que diablos.
Ian, al verme, se levantó y me miró intensamente con esos ojos cafés que tenía.
-¿Qué haces aquí?.-pregunté extrañada, enojada y avergonzada por el hecho de tener su camisa ahí todavía.
El apuntó mi cabello y abrió los ojos desmesuradamente.
-Tu..¿qué diablos!? ¿porqué lo hiciste?
Entrecerré los ojos.
-Porque se me dio la gana, ¿algún problema?
El sonrió.
-Me gustabas de castaña, no digo que te veas mal así (porque te vez estupenda), pero me gustan las morenas.
Puse los ojos en blanco.
-Deja de hacer eso.
-¿Qué cosa?
-Decirme cosas bonitas, o por lo menos intentarlo, cuando en este momento estoy enojada contigo.
El frunció el ceño y suspiró.
-A eso vengo, me siento extraño estar mal contigo, ¿sabes? es extraño ya que apenas te conozco y todo eso, pero es como si siempre te hubiera conocido, no se sí entiendes.
Me quedé callada esperando a que siguiera.
El se rascó una ceja con el meñique, mirándose incómodo.
-Está bien, lo reconozco yo fui un estúpido al negar algo que era muy obvio, así que lo siento, de corazón te lo digo. No puedo disculparme por lo de "inmadura" y eso, sin embargo así me caes muy bien y quisiera que lo intentáramos de nuevo.- terminó, miró al suelo y luego me miró a mí con cara de cachorro abandonado.
Demonios, estaba jugando sucio.
-Entonces, ¿le pides perdón a ésta inmadura malhablada solo porque te cae bien?- pregunté con la ceja alzada.
Quería hacerlo sufrir un poquito.
Asintió con la cabeza, todavía con ésa cara.
Ugh.
-Está bien, perdonado...-suspiré, pues yo también tenía que pedir disculpas.- También lo siento, ya sabes, por gritarte y éso.
Él sonrió con una de ésas jodidas sonrisas que derriten a cualquiera.
-Entonces...¿amigos?-preguntó
Sonreí.
-Amigos.
Y así, ambos estrechamos las manos amigablemente,probablemente iniciando una nueva amistad.
-¿Qué hace mi camisa ahí?-dijo Ian acercándose a dónde estaba arrumbada su camisa.
Me sonrojé.
El la tomó y caminó hacia mí.
-Hey, está en mi habitación así que ahora es mía.- resongué mientras trataba de quitársela de la mano.
-Así que quieres algo de mí, uh.
Rodé los ojos.
-Idiota.- el me dió la camisa con una de ésas sonrisas calienta bragas y yo la tomé molesta.- ¿Me podrías decir como demonios entraste a mi cuarto?
Todavía con ésa estúpida sonrisa en su cara, me guiñó.
-Tengo contactos.
Medio sonreí.

ESTÁS LEYENDO
Red Thread
Ficção AdolescenteUn hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar tiempo, lugar o circunstancias. El hilo se puede estirar o contraer, pero nunca romper. La obra está registrada en Safe Creative bajo el código: 1405270980806...