Chapter XIII

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Ian era tan jodidamente caballeroso; y eso me gustaba mucho. 

Estábamos en un lindo parque de la ciudad, caminando agarrados de la mano mientras comíamos un helado. Los faroles del parque daban un aspecto acogedor y romántico, me sentía cómoda, además, no éramos los únicos que estábamos ahí. 

-Ahora dime, ¿a qué te referías con eso de "uno de mis alumnos"?- pregunté casualmente

El me sonrió. 

-Bueno, sabes que trabajo aquí en la ciudad en una tienda de música.-asentí.- Pero en las tardes, doy clases de guitarra a niños. Me encanta interactuar con pequeños y adoro ver ése brillo de emoción en sus ojos cuando una nota les sale bien. 

-Aww.- dije tiernamente.- ¿Sabes? Me encantaría verte tocar

-Un día de éstos.-prometió.- Ven, quiero mostrarte algo. 

Tomamos un camino fuera del que estaba iluminado por los faroles, esquivamos árboles y una que otra planta. 

Al cabo de unos minutos, Ian se detuvo. Yo no podía creer lo que estaba viendo. ¿Cómo rayos conseguía Ian encontrar paisajes tan hermosos? 

Había un inmenso lago enmedio del parque y en él se reflejaban los árboles que estaban a la orilla y las estrellas. Pero lo impresionante era que, había luna llena. El lago reflejaba con total plenitud aquél precioso cuerpo cósmico. 

Estaba maravillada. 

-Wow.- fue todo lo que pude decir. 

Lo único que se escuchaba ahí eran nuestras respiraciones y unos cuantos grillos que andaban por ahí. No se escuchaba ni los autos ni nada. No podía creer que estando enmedio de un parque de una ciudad considerablemente grande, no parecía que nos encontraramos enmedio de la civilización. Era un escape de la realidad. 

Las estrellas se miraban con claridad. 

Nos sentamos a la orilla del lago, en silencio. 

-Eres un ocioso.- le dije por fin. 

Ian se rió.

-¿Por qué?- respondió mientras me miraba 

-¿Cómo te las arreglas para encontrar lugares como éstos?- le respondí con otra pregunta 

Él suspiró. 

-Mi papá me traía aquí. Decía que era un buen espacio para pensar sin alejarse mucho de la realidad. 

Él volteó hacia el lago y lo miró con nostalgia. 

-No se muchas cosas de ti. 

-Ni yo de ti, ¿qué color te gusta?-le pregunté. 

-El amarillo. Me da esperanza.- contestó simplemente.- ¿Y a tí? 

-No tengo un color favorito, siento que dependo de todos ellos y no me gusta sentir preferencia por uno de ellos. 

Y así pasamos la noche, preguntándonos cosas personales y no tan personales. Hasta ése momento sabía que su color favorito era el amarillo, que en 2 meses cumpliría 18, adoraba las banderillas, odiaba con toda su alma a los que maltrataban a los animales, su animal favorito era la boa, adoraba tocar la guitarra y soñaba con entrar a alguna escuela de música en el futuro. 

-Hasta ahora me has hablado bastante de tu madre, pero, ¿qué pasa con tu papá? apenas se nada de él. 

Sus ojos se entristecieron por un momento, pero su expresión rápido cambió. 

-Bueno, él era buen hombre. Amaba a mamá más que a nada en el mundo, era la clase de personas con las que podías hablar de cualquier cosa sin aburrirte. Muy imaginativo y espontáneo. 

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