Chapter XXVII

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Después de que todos terminaron de comer pastel de cumpleaños y tiramisú, olvidaron que cumplía 18. 

-Y no exagero, de verdad vino a mi y me dijo "eres preciosa" y después... 

-El rissoto con champiñones, definitivamente, es mejor que el rissoto con mariscos. 

-¡No puedo creer que sólo tenga 14 euros para sobrevivir cada día! No creí que se lo tomaran tan enserio. 

-...Luego tomó mi barbilla y te juro que me besó. 

-Sólo tolero el rissoto con mariscos, lo siento. 

-Tu así lo pediste, Luca. 

-.. cazar patos con la escopeta

-Así que tengo una cita caliente hoy. 

-Tu no sabes nada sobre el rissoto. 

-¿Cómo se supone que debo de sobrevivir con éso durante una semana? 

Mis ojos parecían pelota de ping pong. En la cocina de la abuela Giolla, todos hablaban de diferentes temas, gritaban y reían, cada quien hablaba sobre lo que le interesaba. Yo sólo me encontraba en la mesa, comiendo el último trozo de tiramisú que quedaba, porque que rayos, ¡Era mi cumpleaños!

Nicola, mi prima apenas unos meses mayor que yo, tomó un poco de mi tiramusú y se lo llevó a la boca con una sonrisa burlona. 

Miré con fingida furia sus grandes ojos azules, cortesía de la familia. Ella era de estatura promedio, con largas piernas, cabello color cobre con un fleco que le quedaba de maravilla. 

-Eres una...-comencé a decir en inglés, pero la abuela me interrumpió. 

-No eres americana, cielo. Ahora estás en tu Italia bella, así que habla tu idioma. No quiero escucharles hablar inglés o no habrá más tiramisú para ustedes.- dijo haciendo los típicos gestos italianos bruscos. 

-¿Qué soy una que?- preguntó Nicola. 

Rodé los ojos. 

-Olvídalo.- me comí el último pedazo que había en mi plato y después lo puse en la gran pila de cubiertos sucios que había enseguida del lavaplatos. 

Nicola tomó mi muñeca.

-Ésta noche tenemos que salir. Si Viola lo hará, ¿por qué nosotras no?

Sonreí, la extrañaba mucho. Nicola era mi prima favorita, sin dudas, junto a Viola, la prima que se encontraba detallando el como sería su cita caliente de ésa noche. 

Entramos en el cuarto de la abuela, para tener un poco más de privacidad, ya que la pequeña casa se encontraba abarrotada de familiares. La casa parecía que en cualquier momento vomitaría. 

-Hace unos días, encontré unos vestidos de la abuela cuando era joven y mamma mía. La abuela tenía unos gustos..- me dijo mientras buscaba en el armario de la abuela. 

Yo solo la observaba, sentada en la cama con mis piernas cruzadas. 

-Tenemos que ir a Venecia o quizá a Roma. Es tu cumpleaños maldita sea, tenemos que hacer algo A-SOMB-RO-SO. ¡He encontrado los vestidos, son preciosos! Necesito huir de aquí antes de que empiecen a preparar el rissoto, lo detesto ¿tu no lo detestas?. En fin, éste día quiero irme de aquí, demasiado para mí, ¿me entiendes? Además tenemos que celebrar tu día feliz, ya tienes 18, cielos.-dijo dándose la vuelta para mirarme de enfrente. En sus manos, tenía pedazos de tela, uno amarillo mostaza y el otro negro con puntos blancos 

Parpadeé dos veces.

-¿Eh? 

Nicola entrecerró los ojos y abrió un poco la boca. Entonces, Viola entró al cuarto dándole una patada a la puerta dramáticamente. 

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