Capítulo 1 - Descubriendo planes

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"POV" Bella

El día después el cumpleaños número dieciocho de Bella, ella ha quedado con Edward en su casa después de trabajar en la tienda de deporte de los Newton.

Cuando volví del trabajo encontré a Charlie y a Edward frente a la tele, mi papá miraba con interés el partido y Edward también lo hacía, cosa rara en él. Charlie dijo que había pizza fría en la mesa de la cocina, pensé en ir hasta allí, aunque no tuviera hambre, sabía que si fuera Edward me seguiría, y deseaba hablar con él, estaba actuando raro desde hoy por la mañana, sin embargo algo me impulsó a quedarme en la sala con los dos.

— No tengo hambre — dije mientras me sentaba en el suelo, recostada en el extremo opuesto del sofá donde se encontraba Charlie; Edward estaba en el sillón junto al extremo del sofá donde me senté.

— Llegas del trabajo, no tienes hambre y piensas ver el partido de fútbol. ¿Estás enferma, Bells?

— Muy gracioso, Charlie, ¿es qué no puedo compartir tiempo de chicos con mis chicos favoritos? — Cuestioné.

Mi padre se sonrojó por el cumplido y volvió la mirada hacia la tele, mientras murmuraba:

— Él tiempo es tuyo, haz lo que quieras.

Después de algunos minutos, mi padre veía la tele absorto en el partido y Edward seguía fingiendo poner atención a lo que veía. Empecé a analizar su comportamiento desde ayer, después de lo sucedido en mi fiesta, y el de hoy por la mañana, en la escuela, y ahora en mi casa. Sentía que algo se me escapaba, él estaba frío y distante, comencé a pensar en hipótesis sobre lo que podía estar ocasionándole este cambio de temperamento: primero, esto sucedió después del accidente con Jasper; segundo, el beso de ayer fue distinto, pero me resultó familiar como si ya me hubiera besado antes de aquella manera. Piensa, Bella, es importante... fue un beso lleno de anhelo, como lo de una despedida sin la certeza del próximo encuentro... igual... igual aquel cuando tuvimos que separarnos a causa de James, cuando me dejó ir junto a Alice y a Jasper.

De pronto algo vino a mi mente, la última vez en que estuve en peligro Edward quiso dejarme alegando que eso era para mi propio bien, me dijo que estando a su lado yo siempre estaría en peligro, logré que me prometiera que jamás me dejaría, sin embargo él era demasiado terco, y sé que todavía creía que su presencia a mi lado me podría poner en riesgo, y anoche estuve en riesgo; el peligro volvió a rondarme cuando Jasper me atacó, ¿y si él nuevamente creía que dejarme era lo mejor para mí? Que así estaría protegiéndome... era eso, su beso sabía a despedida...se iba, él... se iba...

Miré a Edward desde mi posición en el suelo, él seguía con la mirada fija en la tele, mis manos que ya estaban temblando cuando encontré un veredicto para su actitud, ahora no se controlaban de ninguna manera. Edward al sentir que me había fijado en él, volteó su rostro hacia mí, nuestras miradas se encontraron. En sus ojos, donde desde hoy por la mañana sólo había distanciamiento, pude ver la misma pena del verano pasado cuando él me decía que yo debería ir con mi madre, fue sólo un destello, pero lo suficiente para confirmar mi teoría. Sentí que el aire me faltaba, inspiraba, no obstante el aire no llenaba a mis pulmones, abracé mi cuerpo clavando mis manos en mis costillas.

— ¿Bella? — Me llamó Edward, y en su voz pude sentir el tono de preocupación.

— Hija, ¿qué pasa? — No conseguía encontrar mi voz para hablar a los dos, solamente pensaba que el amor de mi vida quería dejarme, y yo no podía vivir sin él.

Unas manos frías empezaron a sacudirme delicadamente, el aire era cada vez más escaso, y en mi pecho había una opresión que me hacía querer dormir para no sentirla más.

— ¡Bella, Bella...! — Mi padre seguía llamándome, ahora estaba arrodillado frente a mí, mientras que Edward se había arrodillado a mi costado — Por Dios, hija, ¡respóndeme!

— Bella, inhala, exhala, inhala... — decía Edward como se fuera un mantra, al ver que no lograba éxito y que para colmo lágrimas y más lágrimas caían de mis ojos decidió llamar a Carlisle.

— Carlisle, no sé qué hacer — decía desesperado —, Bella no consigue respirar, creo que está teniendo una crisis de ansiedad. — Edward se quedó un rato en silencio mientras escuchaba las instrucciones de Carlisle. — O. K. Te esperamos aquí.

— ¿Lo que dijo él? — Preguntó Charlie.

— Que intentáramos calmarla, mientras él no llega hasta aquí.

— Bella — Edward tomó mis manos que seguían apretadas junto a mis costillas y las puso sobre su pecho —, sientes como yo respiro, haz lo mismo — podía sentir el subir y bajar de su respiración sobre mis manos, nada más, eso me calmó un poco, pero no lo suficiente como para cesar la crisis.

Carlisle tardó algunos minutos en llegar, cuando adentro en mi casa yo todavía seguía en el suelo con mis manos en el pecho de Edward y con mi padre delante de nosotros con una expresión que mezclaba susto y preocupación.

— Charlie, ¿cómo ella está? — Oí Carlisle preguntarle a mis espadas.

— Un poco más calmada, pero no para de llorar y sigue respirando con dificultad.

Escuché sus pasos mientras se acercaba a mí.

— Edward, es mejor ponerla sobre el sofá — pidió Carlisle, mi novio se levantó y me tomó en sus brazos delicadamente, después me tumbó sobre el asiento del sofá. Charlie se movió para detrás del respaldo del mueble para dejarle espacio a mi suegro, luego Carlisle se puso a mi lado y empezó a examinarme, tomó mi pulso y mi tensión.

— Bella, cariño, ¿dime lo que sientes? — Indagó él.

No podía hablar, al menos, no lo que yo realmente quería decir, no con Charlie allí. Las lágrimas seguían bajando por mis ojos, ¿cuánto tiempo llevaba así? Miré a Edward que estaba de pie en el extremo del sofá donde estaban mis pies, su semblante era igual al de Charlie, y en sus ojos ahora yo podía ver el amor de antes, que él tanto se esforzó por mantener oculto durante el día de hoy. Sí, él iba a abandonarme, quería que yo creyera que las cosas entre los dos habían cambiado. La crisis volvió a empeorar por pensar en lo que él planeaba hacer, el aire no llegaba a mis pulmones y empezaba a sentirme mareada y mi vista se me estaba nublando.

— Bella, tranquila, respira — decía Carlisle a mi lado.

— ¡Carlisle, haz algo! — Rogaba Edward angustiado.

— Calma hijo, voy a inyectarle un tranquilizante.

Unos segundos después sentía que algo penetraba mi piel, justo sobre el pliegue de mi codo, enseguida un sopor tomó cuenta de mi cuerpo, y la oscuridad me abrazó...


¿Qué tal lectoras (es)? El capi fue cortito ya que esta es la introducción, los demás serán más largos. Espero que les haya gustado este primer capítulo, ¿alguien desea saber lo que piensa Edward? Pues el segundo capi es desde su punto de vista. ¡Hasta el próximo capítulo!


Saludos llenos de cariño, ¡gracias por leerme!

Jane Bells


Mi cielo estrelladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora