Capítulo 16- Amor y sorpresas

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Capítulo editado y revisado, pero puede que haya dejado escapar alguna que otra cosa, así que, de antemano, disculpen cualquier error.

Disclaimer: La saga Crepúsculo pertenece a Stephenie Meyer, yo solamente me divierto con sus personajes, ya que me enamoré de ellos. Esta historia o versión de la historia original es una idea mía y ahora la comparto con ustedes.

Capítulo XVI — Amor y sorpresas

Bella "POV"

Desperté sintiendo suaves caricias en mi espalda, estaba recostada contra el cuerpo de Edward, mi cabeza descansaba sobre su pecho, seguía totalmente desnuda, y el contacto con la fría piel de mi marido no me incomodaba, era como tener a mi propio aire acondicionado. Edward seguía recurriendo el camino de mi columna, solamente las yemas de sus dedos me tocaban, era una caricia tan simple, pero sé que para ambos representaba la intimidad que ahora compartimos. Siempre pensé que en el día que me entregara a Edward estaríamos sellando nuestro amor, pero, no, lo que hicimos no fue sellar nuestra unió, sellar es encerrar algo, nosotros abrimos lo que hasta entonces estaba encerrado, la caja de Pandora fue abierta, revelando que el amor físico iba más allá de lo carnal, la sensación de plenitud que sentía en este momento era la prueba de eso, no era solamente placer físico, mi cuerpo estaba relajado, un poco adolorido y por increíble que parezca después de toda una noche haciendo el amor seguía deseoso de más, pero en el fondo había mucho más, era algo en mi alma, tenía la sensación de que había vuelto de un largo viaje y ahora sentía la felicidad de encontrar a una persona de la que sentí mucha falta. Hacer el amor con Edward fue algo tan increíble, podía ver y sentir en cada toque suyo cuán grande era el amor y el respeto que él me tenía. Ayer mi cuerpo fue idolatrado y amado, mi alma acariciada.

— Buenos días, señora Cullen — susurró él, en mi oído.

— Muy buenos días, señor Cullen.

Me apoyé en mi codo y lo miré, sonreímos, él tomó mi rostro entre sus manos.

— Te amo — dijo.

— Como yo a ti.

Él suspiro.

— ¿Te encuentras bien? ¿Te... hice daño? — Indagó receloso.

— Sí, me encuentro bien — le contesté.

— ¿Y eso? — Señaló mi otro brazo que descansaba sobre su pecho.

Miré mi brazo y vi que entre él y mi hombro había un moretón, me senté en la cama tocándome el área morada.

— Hay más — Edward tomó el brazo que segundos antes me sustentaba sobre el codo y mostró la marca de cinco dedos. Igual que con el otro brazo yo repetí la acción y toqué el sitio, estaba adolorido, pero nada que no pudiera soportar.

— Perdóname, intenté controlar mi fuerza, pero por lo visto fallé.

— No hay nada que perdonar, Edward. La noche de ayer fue mágica, gracias por hacerla tan especial, y en cuanto a eso — señalé las marcas — ni siquiera me di cuenta y tampoco sentí dolor. Si tu piel fuese algo menos resistente a estas horas tendrías a tu espalda llena de las marcas de mis uñas, para ti debe de haber parecido un cariño, pero enterré mis uñas en tu espalda — expliqué.

— Para mi también fue mágica, fue sublime, Bella — dijo mirándome con amor.

Le sonreí.

— Te amo.

— Como yo a ti — contestó.

— Ahora, señor Cullen, creo que necesitamos de un baño — dije, inclinándome sobre él.

Mi cielo estrelladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora