Capítulo 6 - San Valentín

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Capítulo editado y revisado, pero puede que haya dejado escapar alguna que otra cosa, así que, de antemano, disculpen cualquier error.

Disclaimer: La saga Crepúsculo pertenece a Stephenie Meyer, yo solamente me divierto con sus personajes, ya que me enamoré de ellos. Esta historia o versión de la historia original es una idea mía y ahora la comparto con ustedes.

Capítulo VI – San Valentín

"POV" Bella

No podía creer en lo que estaba delante de mí, la gran sala de los Cullen estaba totalmente transformada. Velas dentro de pequeños tarros de vidrio iluminaban la habitación, estaban esparcidas por todo el suelo junto a las paredes, cada tarro estaba rodeado de pétalos de rosas blancas, una especie de penumbra acogedora envolvía el ambiente. Sobre el piano negro se destacaba un ramillete de rosas blancas dentro de un jarrón de cristal; junto a la pared de vidrio había una mesa de dos lugares, la mesa estaba cubierta por un mantel blanco de encaje muy delicado, por sobre ésta había una única rosa blanca dentro de un florero también de cristal; cortinas del mismo encaje del mantel colgaban entreabiertas por la pared de vidrio, completando la decoración, dejándonos ver el reflejo de los árboles en el bosque.

— ¿Bella? — Él parecía ansioso por mí aprobación, como si no pudiera gustarme lo que había hecho. Era todo tan sencillo, tan hermoso...

Me giré dentro de sus brazos para mirarlo a los ojos.

— Gracias — musité. — Es perfecto, Edward.

Mi sonrisa favorita fue su respuesta, lo abracé enterrando mi rostro en su pecho. Él me estrechó contra su cuerpo, podría pasar toda la vida así, entre sus brazos.

— Me quedaría así por siempre, Bella, pero no quiero que tu cena se enfrié.

Me despegué de su pecho y lo miré sonriendo.

— ¿Me perdí alguna cosa? — Preguntó intrigado.

— Pensamos la misma cosa.

— Ah... — sus ojos brillaron. — Ven — me tomó de la mano y me llevó hasta la mesa, apartó la silla para que me sentara.

Sonreí y él dejó un beso sobre mi frente.

— Voy a buscar tu cena, la preparé yo — explicó entusiasmado, para luego desaparecer y volver pocos segundos después, era algo fascinante verlo actuar así naturalmente, eran pocas las oportunidades que teníamos para eso.

— Comida italiana para recordarte de nuestra primera cita — anunció destapando el plato que puso delante de mí.

— Ravioles con setas y Coca-Cola — hablé asombrada por su detalle, acordándome de aquella cena casi un año atrás, cuando él finalmente decidió ser sincero conmigo.

— Pruébalo — pidió sonriendo.

Cogí el tenedor y pinché una porción del plato, la llevé hasta mi boca; mastiqué despacio. Edward me miraba ansioso desde su asiento delante de mí.

— Exquisito — dije —, mejor que el plato del restaurante.

Él sonrió satisfecho.

— ¿Esme te ayudó? — Pregunté.

— No, hice todo solo, ella me ayudó solamente con las compras y Alice con la decoración, pero la idea fue mía — aclaró.

— Eres increíble, ¿sabes?

Podría jurar que se había avergonzado con mi cumplido, ya que abajó los ojos rápidamente y miró hacia el bosque oscuro.

— Come, antes que se te enfríe — recomendó volviéndose hacia mi nuevamente.

Mi cielo estrelladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora