BlancaNieves 5

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Entraron a la casa, y apenas lo hicieron BlancaNieves tomó la mano de Sam.

-¿Princesa?

-¿Quieres bailar, Caperucito? -dijo ella con una dulce sonrisa en el rostro.

Sam miró al Lobo, esperando una respuesta de su parte. Él comprendió el por qué Sam le miraba, y asintió con la cabeza.

-Está bien, Princesa.

Ella agarró el hombro del niño y él la tomó de la cintura de la chica. Comenzaron a bailar, los enanitos y el Lobo los miraban, los 7 emocionados, esperando su turno, y el Lobo... pues, un poco molesto.
Él al pensar un poco, se acercó a ellos.

-Te lo robo, señorita -dijo el Lobo, mientras tomaba la mano de Sam y sin hacer que se detenga, siguieron bailando.

-Wow, que sutil -dijo sarcásticamente.

-Muchas gracias -le devolvió el sarcasmo.

Los dos (sin parar de bailar) miraron a BlancaNieves y a los enanitos bailar juntos, para luego mirarse y sonreír.

-Sam... -le susurró.

-¿Sí? -dijo un poco más fuerte que él.

-Me... -acarició su mejilla-, me gusta que sonrias para mí, por favor... -se acercó a su oído y le susurró- no pares.

El niño no controló el sonrojo. El Lobo le besó en la frente.

-Lobo... (Sólo... ¿sólo me besó en la frente?... que aburrido... momento, ¿¡en qué estoy pensando!?) -tragó saliva.

-¿Qué pasa, mi niño?

-N-nada...

El Lobo rió -¿Esperabas algo más?

-¿Q-qué dices? -desvió la cabeza.

Siguió riendo.
Sam le miró, hizo un puchero esperando que el parara de reir. Pero no lo hizo. El niño tampoco aguantó y comenzó a reír con él.

Así fué toda la noche, hasta que todos se cansaron y durmieron. Al día siguiente...

-Bien, ¡vamos, muchachos! -los enanos salieron de la cama y vieron a BlancaNieves, al Lobo feroz y a Sam comiendo.

-....

-¿Ya se van? -preguntó Caperucito-, no sabía que trabajaban temprano.

-Sí... lo... hacemos -dijo gruñón- bueno, vamonos.

-Suerte chicos~ -dijo la princesa.

Los 7 salieron, cantando una canción.

-Es una pena que se vayan...

-Sí... -Sam suspiró.

-¿Pasa algo, Sam? -dijo el Lobo.

-No, nada. Tranquilo -le sonrió.

-Sabes que si pasa algo... -levantó un poco su flequillo, para tocarle la frente y devolverle la sonrisa-, puedes decírmelo.

-Lo sé -tocó la mano del animal y se sonrojo.

-Aww~ que tiernos -saltó la princesa.

Sam quitó rápidamente la mano.
El Lobo y BlancaNieves rieron un poco.

-Muy bien... -se calmó la princesa- ayúdenme a limpiar la casa.

-¡Sí! -dijo el niño, el cual parecía emocionado.

-... ¿Eh? -el Lobo estaba confundido.

Sam, con brillos en los ojos, tomó la escoba y se la dió al Lobo.

-Barre.

-¿Qué?

-Que barras.

-Sam, Sam, queridísimo Sam... No sé que clase de ritual es ése.

-Mira -hizo un movimiento, el cuál hizo confundir al Lobo- ¿entiendes?

-No.

-Agh... Empuja la escoba contra el piso en una dirección y regrésala hacia la esquina en la otra dirección.

-¡Aaah! -tiró la escoba al suelo, corrió a la habitación de los enanos y en una de las camas, hecho bolita, se durmió.

-Deberías entrenarlo -le comentó la princesa.

-Es un lobo, pero no es doméstico.

Ella rió y asintió, demostrando que comprendía.

Ellos dos estaban limpiando, se escuchó un pequeño y suave golpe en la puerta.
-¿Quién és? -dijo BlancaNieves, un poco asustada.

-Soy una pobre anciana... -sonó una voz molesta desde el otro lado de la puerta- vengo a ofrecerle unas ricas manzanas...

Caperucito Rojo (Yaoi/Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora