Ariel 5

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-Vamos a casarnos -le dijo el príncipe a la bruja del mar.

Los tres se quedaron sorprendidos, Ariel se le notaba más destruida que sorprendida.

-¿Eh? -soltó el Lobo.

-Como has oído. La amo.

-¿Por su voz? -dijo Sam.

-Ella fue quien me salvo, ¡ella lo hizo!

Ariel frunció el ceño y la miró. La “desconocida” le guiñó el ojo.

-Está bien -suspiró el niño.

-¿¡BIEN!? -le susurró el Lobo.

-Está más que bien -lo miró- ahora tienes más oportunidades con la Sirenita.

Estrechó la mano con el príncipe, felicitandolo. También a la bruja del mar, ella lo miró de mala gana, pero él le sonreía.

-Nos vemos más tarde -le susurró- Disculpa, príncipe...

-¿Si?

-¿Cuándo será la boda?

-Mañana -dijo ella.

-¿Mañana? -susurró el Lobo.

-Mejor... -sonrió Sam.

Para celebrar el casamiento fueron invitados a un viaje por el mar al día siguiente, donde irían también la Sirenita, el Lobo y Sam. Al caer la noche, la Sirenita recordó el acuerdo que había hecho con la bruja. Estaba lista para desaparecer en el mar, pero, en medio de ese pensamiento, se escuchó las voces de las dos hermanas de Ariel.

-¡Hermana! ¡hermana! -dijeron al unísono- ¡somos nosotras! Escucha con atención, hay una forma de romper el hechizo y recuperar tu voz -miraron a Sam, luego al Lobo y nuevamente a Ariel-. Si besas al príncipe, este se enamorará de ti, rompiendo ese encantamiento.

Ariel, alegre, corrió buscando al príncipe.

-Se te va la chica -le dijo Sam al Lobo.

-No es mi... -iba a continuar, pero la mirada indiferente de Sam lo detuvo.

-Se nota que no cuidas lo que quieres -siguió a Ariel- ¡Ariel!, ¡aquí! -señaló al gran salón donde iba a comenzar la boda.

Ariel se lanzó a los brazos del príncipe, dándole un dulce y largo beso. Cuando terminó, la voz de la princesa volvió y logró explicarle todo:

-¡Príncipe! Yo fui quien le salvó la vida, iba a presentarme hace mucho pero no tenía estas piernas. Entonces, le pedí ayuda a la bruja del mar, me dijo que si le daba mi voz ella me iba a dar piernas.

Él estaba confundido, pero igual comprendió la situación (después de un largo momento).
La bruja recuperó su voz y horripilante apariencia. A la pobre la encerraron en el calabozo. El príncipe se disculpó con la Sirenita y, esa misma tarde, se celebró la boda entre el príncipe y Ariel. Ellos terminaron siendo la pareja feliz del año.

-Bueno, Sam, ya podemos irnos -dijo el Lobo.

-Antes quiero hacer algo...

-Está bien, vamos.

-Solo. Iré... Iré solo.

-Está bien... Yo iré a felicitar a Ariel.

Sam fue al calabozo donde estaba encerrada la bruja.

-Disculpen... Guardias... Tengo que hablar con ella.

-Está bien, pero ten cuidado.

Los dos guardias que se encontraban allí salieron.

-Oye -susurró la bruja-, si vas a burlarte, vete.

-No lo haré.

-¿Uhm?

Sam abrió la puerta donde estaba encerrada.

-¿Cómo conseguisteis la llave?

-Son guardias, no prestan atención a los que parecen inocentes -sonrió-. Quiero que me hagas un favor, tienes todo el tiempo que quieras.

-¿Qué necesitas?

-Quiero que mates a Ariel.

Caperucito Rojo (Yaoi/Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora