BlancaNieves 6

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-¿Manzanas? -susurró Sam, mientras veía desde lejos.

-Se lo agradezco pero...

-Por favor... -le acercó una manzana al rostro.

-Está... Está bien -La princesa agarró la canasta y, con la otra mano, agarró la manzana con la cuál la anciana la “amenazaba”.

La ancianita le sonrió de lado y se fue.

-Manzanas... -Sam agarró una y pensó- (de ésto me acuerdo... Rachel me dijo esta parte) -la mordió, y luego de tragar pensó en voz alta- Un solo mordisco... -la soltó- y encontrarás el camino a la más dulce perdición...

-¿Qué dijiste, Sam?

-N-nada, está buena, comela.

BlancaNieves le dió un mordisco a la manzana que le dió a anciana.

Comenzó a ver borroso.

-S-sam... -se le cayó la manzana, al mismo tiempo cayó ella.

Él se quedó en silencio, pisó la manzana con toda la fuerza que tiene y fue a la habitación.

-Lobo... Lobo... -le empujó un poquito.

-Sam, ¿qué ocurre? -dijo medio adormilado.

-El cuento...

-¿Eh?

-Falta poco para el final.

-¿Qué?... Momento... ¿la princesa...?

-Ya la comió.

Se levantó de golpe y se acercó a BlancaNieves.

-Mierda... Los enanos...

-Sabías que pasaba esto, ¿por qué tan preocupado?

-Mira, faltan unas muchas horas para que venga el príncipe y le de el beso mágico que la despertará.

-¿Beso? -Se repitió, algo confundido.

-Sí.

-Si se trata de un beso...

El Lobo lo miró con las cejas levantadas, le agarró de los hombros y le susurró «No dejaré que un niño bese a una adolescente», Sam, apenas lo oyó se comenzó a reír.

-¿¡Besarla!? ¡no! Estaba pensando que tú podías besarla.

-Me rehúso.

-¡Vamos!

-Lo siento Sam, pero... Eso está en contra de mis sentimientos.

-¿Tus sentimientos?

-Sí... Mira... Yo soy -iba a continuar, pero justo entraron los enanitos.

-P-prin... ¿¡PRINCESA!? -gritaron los siete al unísono.

Sam al verlos se dio la vuelta, tapándose el rostro, para respirar hondo y volver a mirarles con cara de preocupación.

-Una anciana... -dijo con voz demasiado actuada- le dió una manzana envenenada...

-¿Cómo sabes lo que pasó? -dijo Gruñón, dando un paso hacia delante, amenazando a Sam.

-Porque estuve aquí para cuando pasó -dijo mirándolo desafiante.

-¿¡Y por qué no hiciste NADA!? ¡Le pudiste haber dicho que esa manzana estaba envenenada! -gritó con furia.

-Y qué iba a saberlo yo -Caperucito se cruzó de brazos- lo siento por no ser un experto en manzanas, enano, además yo he probado una y no me ha pasado nada.

-¿Eh? -saltó el lobo.

Éste caminó a la cesta y vio la manzana mordida por Sam.

-¿Estás loco? -le susurró un poco furioso- ¿¡por qué la mordiste!? ¿¡y si te envenenavas tú!?

-No iba a pasar -le devolvió el susurro, junto a una media sonrisa- es muy obvio. A BlancaNieves se la conoce por la chica que se envenenó por una manzana que le regalo una vieja.

-Más respeto hacia los mayores.

-No es mayor -dijo riéndose- oigan enanos... Yo sé que despertará a la princesa.

-¿¡En serio!?

-Sí, solo deben dejar esto en mis manos -se tronó los dedos- todo lo que necesitamos es un príncipe, pero debe ser alguien guapo con pinta de homo. Sino, no sirve.

-¿Eh? -Los enanos (y el lobo) se miraron confundidos, aunque el lobo ocultando una sonrisa.

-¿Ustedes están sordos? Ya les dije lo único que necesitamos. Y al parecer, se consigue... -miró a BlancaNieves- esperando.

Caperucito Rojo (Yaoi/Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora