Hansel y Gretel 2

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   El Sol salió, los tres niños y el Lobo estaban cansados de caminar, les dolían las piernas y deseaban echarse una siesta. No tenían esperanzas, sabían que no volverían a su hogar. Hasta que su pensamiento cambió al ver, a lo lejos, una casa hecha de pan, cubierta de bizcocho y cuyas ventanas eran de azúcar. Los tres niños se acercaron corriendo a la casa, dejando al animal antropomórfico detrás. Justo cuando iban a darle una mordida, la puerta se abrió:
   -¿Qué ocurre, niños? -dijo una anciana con voz aguda- ¿tenéis hambre?
   Los tres asintieron, la anciana dio una pequeña e hirritante carcajada.
   -Pasen, pasen. Les daré algo de comer.
   Le hicieron caso y entraron.
  
   -Bien, tomen -dijo la vieja mientras dejaba pasteles, dulces y demás cucherías sobre la mesa.
   Hansel y Gretel, muy agradecidos, comenzaron a comer. Sam no. Se quedó mirando las migas que dejaban los hermanos.
   -¿N... No comerás? -preguntó.
   -No tengo tanta hambre, señora -pronunció, mirando la comida con desconfianza.
   -¿Estás seguro? Me dijiste que estabas hambriento.
   -Cambié de opinión. No tengo hambre.
   -Pero estás muy flaco...
   -No, gracias -contestó ya hirritado.
  
   La anciana les ofreció una cama en la que dormir. Los hermanos, apenas cayó la noche, se quedaron dormidos. Mientras tanto, Caperucito rojo, los observaba. Estaba a punto de caer dormido, pero la vieja agarró a Sam del brazo, le tapó la boca y lo encerró en el establo.
   -¿¡Qué haces!? -comenzó a gritar- ¡¡Sácame de aquí!!
   -¡Aquí te quedarás hasta que engordes! -le dijo mientras se alejaba.
   El niño se sentó muy molesto, mientras observaba la comida que había a su alrededor. Se rehusó a comer. No importaba cuanta hambre tenía... Tiró la comida.

Caperucito Rojo (Yaoi/Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora