Sam estaba dormido, y el Lobo lo observaba mientras se levantaba.
Agarró el vestido del suelo y se lo puso al niño, este se movió un poco, pero no logró despertar. Silenciosamente el Lobo salió de la habitación.
Salió y vió que en la caja de cristal estaba la princesa, pero ningún enano alrededor.-¿La dejaron sola? -se acercó y se sentó junto a la caja- que son descuidados...
Se escuchó unos pasos a lo lejos, el animal miró sobre su hombro, y observó a un “apuesto” príncipe, el cual se quedó maravillado de la princesa.
Sam salió corriendo a ver qué pasó mientras dormía. Cuando abrió la puerta, vió al principe besando a la princesa.-¿Tanto cuento me perdí? -dijo suspirando.
-Sí -sonrió el Lobo.
La princesa comenzó a abrir los ojos, en ese momento los enanos llegaron corriendo y sonrieron al ver que su princesa se había levantado.
-Tú... ¿tú eres? -dijo algo confundida.
-Un simple príncipe -sonrió él.
-¿Qué me pasó? ¿Cuánto tiempo dormí?
-Solo fueron unas horas, princesa -dijo Sam- comiste una manzana envenada, que de suerte, solo hizo que te durmieras.
-Oh... -exclamó sorprendida.
-Bueno... Como el cuento ya terminó, Sam, debemos volver al reino -le susurró.
-Esta bien -sonrió.
Los dos se despidieron y corrieron hacia el reino, allí se quedaron unos cuantos segundos hasta que escucharon una risa.
-Cheshire -dijo el Lobo, mirando a todos lados- ya terminó, ¿nos llevas a otro lugar?
-Claro -dijo, mostrando su cuerpo junto a Sam- pero antes. Dime, niño, ¿qué aprendiste de BlancaNieves?
-Pues... Aprendí que no debo aceptar manzanas de viejas que aparecen frente a mi puerta -Cheshire soltó una carcajada- y que las princesas se dejan llevar por la primera cara bonita que ven. Ya, vámonos.
-¡Ok! -El gato chasqueo los dedos y todo se volvió a tornar negro.
Sam abrió los ojos, volvía a tener la caperuza, a su alrededor había arena, y no muy lejos, un gran y azulado mar.
-... -miró alrededor- Lobo... ¿quién es?
-Ariel -dijo sonriente- ven, vamos -lo agarró de la mano y corrieron hacia la orilla del mar.
-Eh... -Sam tosio nerviosamente- yo no sé nadar, paso.
-Tranquilo -lo levantó en sus brazos y comenzó a correr hacia el mar.
-¡¡LOBO!! -gritó molesto, mientras se abrazaba a él.
Él sonrió, el agua le llegaba cada vez mas encima de las rodillas.
-Manten la respiración por unos segundos, Sam.
Él sin pensarlo dejó de respirar y el Lobo se hundió, el agua ya le pasaba la cabeza.
-Ya. Puedes, Sam -dijo.
-¿Eh? -se agarró la garganta, algo confundido- ¿Por qué...?
-Cheshire quería que vieras todo lo transcurrido aquí ¿no?
Sam sonrió, aliviado.
-O sea que también sé nadar, ¿no?
-No.
-¿¡QUÉ!?
-Él solo se ocupó de que sepamos respirar bajo el agua.
-Lo mato...
-Tranquilo, tranquilo -rió- solo mantente agarrado de mí, ¿si?
Se agarró más fuerte -sí.
El Lobo nadó con Sam encima de su espalda, llegaron a un hermoso palacio, cerca de este, había muchas gente con cola de pescado.
-¿Aquí es?
-Sí.
-Quiero volver.
-Sam, debes tranquilizarte, sino te suelto.
-Ya, me tranquilizo.
El Lobo rió a lo bajo.
Siguieron nadando, hasta que encontraron a una bella sirena de cabello rojizo y ojos azules.Encontraron a Ariel.
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Caperucito Rojo (Yaoi/Gay)
FanfictionSam es un niño de primaria, el cuál vive en un pueblito alejado de la ciudad. Él ama leer, pero novelas de ficción, nunca leyó un cuento. Un día él y sus compañeros van de excursión a un bosque -ya que éste no quedaba muy lejos de su escuela-, pero...