Final: BlancaNieves 8

1.3K 143 16
                                    

Sam estaba dormido, y el Lobo lo observaba mientras se levantaba.
Agarró el vestido del suelo y se lo puso al niño, este se movió un poco, pero no logró despertar. Silenciosamente el Lobo salió de la habitación.
Salió y vió que en la caja de cristal estaba la princesa, pero ningún enano alrededor.

-¿La dejaron sola? -se acercó y se sentó junto a la caja- que son descuidados...

Se escuchó unos pasos a lo lejos, el animal miró sobre su hombro, y observó a un “apuesto” príncipe, el cual se quedó maravillado de la princesa.
Sam salió corriendo a ver qué pasó mientras dormía. Cuando abrió la puerta, vió al principe besando a la princesa.

-¿Tanto cuento me perdí? -dijo suspirando.

-Sí -sonrió el Lobo.

La princesa comenzó a abrir los ojos, en ese momento los enanos llegaron corriendo y sonrieron al ver que su princesa se había levantado.

-Tú... ¿tú eres? -dijo algo confundida.

-Un simple príncipe -sonrió él.

-¿Qué me pasó? ¿Cuánto tiempo dormí?

-Solo fueron unas horas, princesa -dijo Sam- comiste una manzana envenada, que de suerte, solo hizo que te durmieras.

-Oh... -exclamó sorprendida.

-Bueno... Como el cuento ya terminó, Sam, debemos volver al reino -le susurró.

-Esta bien -sonrió.

Los dos se despidieron y corrieron hacia el reino, allí se quedaron unos cuantos segundos hasta que escucharon una risa.

-Cheshire -dijo el Lobo, mirando a todos lados- ya terminó, ¿nos llevas a otro lugar?

-Claro -dijo, mostrando su cuerpo junto a Sam- pero antes. Dime, niño, ¿qué aprendiste de BlancaNieves?

-Pues... Aprendí que no debo aceptar manzanas de viejas que aparecen frente a mi puerta -Cheshire soltó una carcajada- y que las princesas se dejan llevar por la primera cara bonita que ven. Ya, vámonos.

-¡Ok! -El gato chasqueo los dedos y todo se volvió a tornar negro.

Sam abrió los ojos, volvía a tener la caperuza, a su alrededor había arena, y no muy lejos, un gran y azulado mar.

-... -miró alrededor- Lobo... ¿quién es?

-Ariel -dijo sonriente- ven, vamos -lo agarró de la mano y corrieron hacia la orilla del mar.

-Eh... -Sam tosio nerviosamente- yo no sé nadar, paso.

-Tranquilo -lo levantó en sus brazos y comenzó a correr hacia el mar.

-¡¡LOBO!! -gritó molesto, mientras se abrazaba a él.

Él sonrió, el agua le llegaba cada vez mas encima de las rodillas.

-Manten la respiración por unos segundos, Sam.

Él sin pensarlo dejó de respirar y el Lobo se hundió, el agua ya le pasaba la cabeza.

-Ya. Puedes, Sam -dijo.

-¿Eh? -se agarró la garganta, algo confundido- ¿Por qué...?

-Cheshire quería que vieras todo lo transcurrido aquí ¿no?

Sam sonrió, aliviado.

-O sea que también sé nadar, ¿no?

-No.

-¿¡QUÉ!?

-Él solo se ocupó de que sepamos respirar bajo el agua.

-Lo mato...

-Tranquilo, tranquilo -rió- solo mantente agarrado de mí, ¿si?

Se agarró más fuerte -sí.

El Lobo nadó con Sam encima de su espalda, llegaron a un hermoso palacio, cerca de este, había muchas gente con cola de pescado.

-¿Aquí es?

-Sí.

-Quiero volver.

-Sam, debes tranquilizarte, sino te suelto.

-Ya, me tranquilizo.

El Lobo rió a lo bajo.
Siguieron nadando, hasta que encontraron a una bella sirena de cabello rojizo y ojos azules.

Encontraron a Ariel.

Caperucito Rojo (Yaoi/Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora