Un poco fuera de mí misma me dediqué a observar por aquel viejo edificio a lado del ojiazul que se mantenía serio viendo a la misma dirección que yo.— ¿Estás viendo lo mismo que yo?— pregunta sin apartar la vista de aquel cristal, asentí— ¿Qué hacemos?
— Déjale morir —conteste dándole una calada a mi cigarrillo.
—Ya sabes lo que dijo Rick; mientras más gente llevemos a la prision mejor —dice el cazador colocando una flecha en su ballesta para poder caminar a la salida del edificio — ¿Vienes, Agnes?
—Se ve que sobrevive corriendo —digo sin voltear a verle — ¿Crees que es necesario llevarlo a la prision?
— Hemos perdido gente, él es lo más cercano a la humanidad que conocemos hoy en día. Vamos, no seas tan mala, desde que estuvimos en el campamento de Atlanta te has vuelto más desconfiada.
Resignada me giré hacia Daryl dándole la razón con un asentimiento comencé a caminar hacia el desenfundando mi arma adelantándome un par de pasos. Empuje aquella puerta desgastada generando un rechinido en eco por la que alguna vez fue la ciudad de Atlanta; caminando por aquella acera donde yacían cuerpos tirados en ella al igual que manchas de sangre le daban un nuevo adorno.
— Se fue por ahí —señala Daryl un callejón demasiado estrecho —Debemos alcanzarlo antes de que se pierda o sea devorado.
—Sí, lo que sea.
Dejando que se adelantara lo seguí por detrás alzando mi arma a la altura de mis ojos apuntando a cualquier lado que se escuchara el mínimo ruido; apreté los labios al notar como un par de gritos se escucharon en un almacén.
—¿Será idiota? —masculle entre dientes bajando el arma para poder correr con mejor agilidad hacia sus gritos seguida del pelinegro.
Daryl dándole una fuerte patada a la puerta la abrió de golpe para después entrar apuntando con su ballesta a todos lados. Siguiéndolo por detrás me dediqué a observar todos las anomalías del lugar; no se veía ningún caminante o un ser humano ¿Por qué estaría gritando?
—Hey —llame al arquero —Vámonos de aquí esto se ve demasiado sospechoso.
Sin responder siguió su camino alejándose de mí a paso seguro, negué con la cabeza viendo cómo se de adentraba a otra habitación, a regañadientes comencé a seguirlo por detrás sintiendo la desconfianza crecer. Los gritos no cesaban lo cual producía un escalofrío en mi cuerpo, acercándome a la ventana de la última habitación de lugar se apreciaba una vista inmensa a una calle principal dando vista a una inmensa ¿Bocina?
—Es una trampa —susurre para mí misma dando pasos hacia atrás — ¡Daryl, es una trampa!
Girando sobre mis talones comencé a correr por el edificio buscando al cazador por los corredores a la par que la bocina cada vez sonaba más fuerte, dando vuelta en un pasillo algo sumamente duro me detuvo obligándome a dar un paso hacia atrás para mantener el equilibrio.
— ¡No me mates! —grita encogiéndose
Entreabro los labios sorprendida al notar la altura intimidante que posee aquel hombre; desenfundando mi arma le apunte.
—¿Dónde está mi amigo? —interrogue sin despegar mi mirada por la mirilla del arma—Deja de esconderte, ¡contéstame!
Aquel hombre de estatura alta comenzó a bajar sus brazos para demostrar su rostro, un cabello sumamente largo y unos ojos color verdosos mieles me analizaron de pies a cabeza.
—Yo solo sé que he estado corriendo de unos bandidos —contesta tartamudeando, casi sollozando —No me mates, solo quiero vivir. Confía en mí —comenzó a colocarse recto que por inercia quite el seguro de mi arma— Ni si quiera tengo un arma ¿crees qué soy capaz de matarte?
Dándole un rápido vistazo a su cuerpo efectivamente no poseía armas o cuchillo con los cuales pudiera dañarme.
—¿Cómo has sobrevivido todo este tiempo?— cuestione en un susurro frunciendo mi ceño.
En una cómica y tierna respuesta el rubio se encoge de hombros dándome una sonrisa sin mostrar sus dientes.
Rodeo los ojos quitando cualquier rastro de sensibilidad para después seguir corriendo por ese pasillo dándome cuenta que otros pasos apresurados resuenan haciéndome detener.
— ¿Enserio me vas a seguir?
El silencio aborda ante mi pregunta girándome un poco el rubio lleva sus manos hacia atrás de él mientras que juega con sus pies.
— No me gusta estar solo —dice en tono más bajo.
Rodeando los ojos dispuesta a contestarle los disparos resuenan en el lugar, a la par que se escuchan gritos "No corras".
—Ven —le ordenó al hombre haciéndole una señal con la cabeza este asiente caminando hacia mí a paso torpe — Debo encontrar a mi amigo, si eres bueno te quedas si no puedes irte a la mierda.
Asiente repetidamente provocando que su cabello largo se mueva. Volviendo a correr con el rubio a lado mío salimos de aquel almacén haciendo que la luz del sol nos cegara.
Los bandidos corrían a lo lejos en la calle, tragué saliva nerviosa girando a todas direcciones en busca de algo bueno.
—Mira —habla el rubio señalando a un costado del callejón — algo ahí se movió.
— ¿Seguro?
Asiente para después colocarse atrás de mi haciendo que le de una mirada confusa
— Entre los dos ¿quién carga un arma como si fuera lo más normal del mundo? —pregunta irónicamente mientras que señala con sus ojos hacia enfrente — Ve tú primero.
—Marica.
—Machorra.Sin seguir nuestra discusión seguimos caminando hacia el costado del callejón encontrándome con pilas de bolsas de basura. Asomándome por el lado derecho un Daryl Dixon se encontraba maldiciendo por lo bajo tocando su hombro que ahora mismo salía sangre a más no poder.
—Dios mío —jure agachándome a su estatura—Serás imbecil, te dije que nos fuéramos
—Ayúdame idiota.
Pasando su brazo por mis hombros intente levantarlo pero su peso era mayor obligándome a bajarlo para no lastimarlo
— Yo lo puedo ayudar —dice tímidamente el hombro dando un par de pasos hacia enfrente— ¿Si?
—¿Quién es este? —pregunta Daryl girando hacia el rubio.
—R-Rubén —tartamudea— mi nombre es Rubén Doblas.