— Paul— lo llame a la par que alzaba mi arma— Paul, contéstame por favor.Los pasillos cada vez se hacían más largos, al igual que la oscuridad se hacía más densa. Maldije por lo debajo a la par que seguía caminando.
Piensa Agnes, piensa.
Dibujando una mueca más de seriedad, relaje mis hombros a la par que bajaba mis brazos.
—Amor —digo para largar un suspiro.
En menos de un segundo Paul se encontraba a mi lado con una sonrisa en su rostro. Gire a verle con fastidio mientras que este brincaba emocionado.
—Estaba seguro que sientes algo por mí —me señala con el dedo índice— pero en fin necesito que me ayudes algo. Mi gente está en este edificio, no puedo dejarlas atrás.
— Pero Rick...
— Vamos Agnes —interrumpe con seriedad— no le doy confianza a Grimes, cree que los estoy engañando. Hay gente mala en el mundo y lo acepto pero esta vez necesito que confíen en mí. Gente depende de mí al igual que ustedes, te necesito.
Tragando saliva asentí para que Jesus tomara mis hombros para darles pequeñas palmaditas en estos, haciendo un movimiento con la quijada lo comencé a seguir por los pasillos.
El silencio era lo único que se podía escuchar a nuestro alrededor, Jesus que se mantenía enfrente mío se detuvo de golpe a la par que con velocidad me tomo de la cintura para poder acorralarme en la pared.
—Shhh —susurra en mi oído.
Apegándose a mi cuerpo escuche como los gruñidos se hacían más potentes cada vez; los caminantes pasaban por el pasillo sin darse cuenta de nuestra presencia.
—Debes tener más sentidos para darte cuenta que está a tu alrededor —añade antes de tomar una postura más lejana a la mía, enarcando una ceja sobe mi cuello nerviosa— ahora, escuche los gritos por aquí.
Ambos comenzando a correr nuevamente por el pasillo, al final de este. Unos cuantos caminantes se mantenían golpeando una puerta desteñida, sin mucho esfuerzo enterré mi cuchillo en el primer caminante para después retirarlo y repetir la misma acción con los demás.
—Jesús —lo llama un hombre que se encontraba temblando, una mujer que se encontraba junto a él se abalanzó hacia ojiazul.
Con una sonrisa al notar que otras dos personas salía, nos dirigimos hacia la salida del lugar. Pero antes de llegar Jesus tiro de mi hombro.
—Paul, me estás causando problemas con Rubén. Te ruego que te detengas —interrumpo haciendo una mueca.
—¿Qué? —pregunta con una sonrisa— ¡Mujer, no me gustas en lo absoluto! —exclama con gracia en sus palabras— lo hago porque me gusta ver molesto al rubio, pero lo dejare de hacer si me haces un pequeño favor.
Enarcando una ceja observe por la puerta de cristal donde el grupo recibía a las personas con una sonrisa en su rostro, Rubén que alzaba el cuello para poder buscar algo -dando entender que no podía vernos-, regresando mi vista a él, relame sus labios.
—Quiero que me ayudes a acercarme a Daryl, soy gay —confiesa provocando que abra mis ojos con sorpresa— amor.