27.

694 75 37
                                    



Dejé caer mi cuerpo en el sofá de la sala de estar, observe él techo color blanco, podía escuchar el sonido del agua caer. Las calles de Alexandria comenzaban a mojarse conforme pasaban los segundos.



—Abre espacio —ordena Pearce, sin decir nada me enderecé y me senté provocando que ahora él se aventara en el sillón a la par que soltaba un suspiro enorme, retiró la gorra de su cabeza y la lanzo a un extremo de la habitación— No has dicho nada desde que llegamos, ¿te encuentras bien?



—A Rubén le afectó demasiado la pérdida de Noah, y hace un par de minutos me acabo de enterar por parte de Daryl, el como lo conocieron. No me creo que Beth este muerta —confesé, incomoda me removí en el sillón colocando mis piernas como si estuviera sentada en forma de indio, cubro mi rostro entre mis manos— Ya no sé que es peor, seguir aquí enterándome de todas las muertes de las cuales no se o quedarme a ver quién muere.



—Si lo pones desde esa perspectiva me deprimo aún más, yo no sé quién eras antes de que te conociera. Yo conozco a la Agnes fuerte, y terca. Me arrastraste por más de un año en busca del poste que tienes de novio. ¿Ahora estás así? Te desconozco.



—Tengo miedo Aiden... eso es todo. Busque durante tanto tiempo a Rubén que ahora me da miedo el simple hecho de perderlo; no quiero... no después por lo que hemos pasado juntos.



—Mi madre decía...— cuenta Pearce con una sonrisa —que las cosas que perdemos, terminan viviendo a nosotros... aunque no siempre de la manera que esperamos. Rubén ya está nuevamente contigo, ¿qué más necesitas? Siempre va a ver pérdidas, incluso desde antes del Apocalipsis podríamos tener esas pérdidas, pero... ¿No planeas arriesgarte por él?


—Por supuesto que sí. —asegure asintiendo.

—Entonces... ¿Qué haces aquí hablando conmigo?



Con una sonrisa en mi rostro por lo anterior dicho por Aiden, me levante de golpe y sin importar que estuviera lloviendo en las calles de la comunidad, salí corriendo con dirección a la casa de Rubén, mis piernas corrían con intensidad, hacia el otro lado de Alexandria. En el momento en que subí el pórtico, toque tres veces la puerta, que inmediatamente fue abierta.



—Dios mío... —susurra Carl dando un paso hacia atrás, con una sonrisa enarque una ceja por aquella expresión —¿Qué crees que haces? Loca. Está lloviendo y pescarás un resfriado —dicho eso tomo mi muñeca y me jaló adentro de la casa —Estas temblando.



—¿Rubén? —pregunte ignorando todo lo demás a la par que me abrazaba a mí misma. —Debo decirle algo importante.



—Esta arriba, en su cuarto, la primera puerta a la derecha, Si vas hacer cochinadas, trata de que no se escuche.


Rodeando los ojos divertida, subí las escaleras de dos en dos para después detenerme en la primera puerta, tocando dos veces, abrí la puerta de golpe. Encontrándome con un Rubén que abrazaba sus propias rodillas, acercándome hacia él lo envolví en un abrazo.


—Pensé que no vendrías —susurra en mi oído a la par que extiende sus rodillas quedando completamente acostado en su cama, tratando de encontrar una posición cómoda y sin romper el abrazo, me subo en el provocando que su agarre baje hasta mi cintura— Me siento tan mal... ya no sé que es real y que no.



—Te ayudaré en todo Rubén, no te dejaré y superaremos todo lo que venga —asegure en un susurro en su pecho— Te haré recordar lo que eres y lo que seremos juntos, repítemelo ¿quién eres?


Rubén abrazándome aún con más fuerza depósito un beso en mi mejilla. —Mi nombre es Rubén Doblas, tengo 29 años... creo, vengo de España, tengo un hijo llamado Raspberry, me enamoré en pleno Apocalipsis, vi morir a Beth Greene... —su voz se corto a tal punto de llorar— la tenía en mis brazos... volvió por Noah... todo se tiño de rojo, Daryl la levanto del suelo... Maggie estaba destruida, yo... solamente llore, sigo siendo cobarde.




Apreté los labios, a la par que sentí sus lagrimas caer en mi nuca.



—Aún estamos aquí,  yo estoy aquí


—¿Por cuánto tiempo? Me estoy volviendo loco Agnes, ya no sé que es real, dime la verdad cuando te pregunté esto —ruega, asentí lentamente— Noah murió y no volverá ¿real o no?


—Real.


—Estas aquí conmigo, y no te irás de mi lado ¿Real o no?


—Real.




Rubén lentamente comenzó acariciar mi cabello.


—¿Me amas? Real o no.
Yo respondo:
—Real.

















bienvenida a los juegos del hambre, ahr.

汽油Donde viven las historias. Descúbrelo ahora