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Asentí a la par que Aiden Monroe se encontraba dándome una sonrisa coqueta a la par que me enseñaba su arma.


—Entonces, cuando salgamos quédate atrás mío y nada te pasara —asegura guiñando su ojo izquierdo.



—Mantente lejos —advierte Pearce apareciendo atrás de él, provocando que el hijo de la líder de un pequeño soltó— Tiene un poste de novio.


—¿Tú? —interroga con arrogancia.


—No, yo.



Rubén se coloca a lado mío y pasa una mano suya de manera posesiva por mi cintura; el Monroe rodea los ojos y se sube a la camioneta.


—Me voy por un momento y ya tienes a todos los hombres de Alexandria atrás de ti ¿debo amarrarte a mi? —dice dando un pequeño beso a mi nariz— la próxima vez que te moleste, solo dímelo.



—Rubén celoso Doblas ¿quieres someterme?—pregunto sorprendida provocando que el suelte una risa.


—Si —dice serio.


A los pocos segundos ambos estallamos en risas, pero una chica de coletas tímida se acercó a nosotros. —Debemos partir ya, mi nombre es Tara —se presenta, asentí con una sonrisa— la electricidad nos espera.


Rubén entrelazando su mano con la mía nos subimos a la parte trasera de la camioneta. Encontrándome con un hombre de cabello largo, uno Moreno y un hombre de cabello rizado.


—Hola —se presenta el moreno dándome una sonrisa— Mi nombre es Noah.

—Eugene —se presenta el regordeto.

—Nicholas —ahora el hombre de cabello rizado.



—Agnes —digo saludándolos con la mano, Pearce que se mantenía en lo más alejado me dio una sonrisa burlona, antes de poder decirle algo, Tara comenzó hablarle junto con Glenn. Enarque una ceja confundida, Aiden normalmente nunca establecía conversación con alguien desconocido.


—¿Tú eres la famosa novia de Rubius? —pregunta Noah con gracia, asentí confundida por aquel sobrenombre— no tienes idea como te a buscado. Cuando me uní a ellos, estaba desesperado.


—Me lo imagino, Noah. Pero ahora estoy aquí ¿eso es bueno?

—Por supuesto, pude verte antes de que ese rubio perdiera la cordura.



Girando con un rostro burlón, Rubén fingía ver hacia otro lado como si no hubiera escuchado nada de lo hablado con Noah.



—¿Rubius? —interrogó en un susurro provocando que él me sonría de forma nerviosa— ¿No quieres te llame por ese apodo?


—Mi nombre original suena muy bonito de tus labios, pero me encantaría que me llamarías así. Suena diferente, bonito y elegante —dice mirándome fijamente— ¿Me dirás así?


—Claro, Rubius —susurro dándole un beso en su cuello.



Con una sonrisa pervertida alza sus cejas provocando que ría, la camioneta se detuvo provocando que con los labios apretados bajáramos de ella, el momento se había arruinado.



—Manténganse cerca mío —ordena Monroe, provocando que todos nos crucemos nuestros brazos con disgusto— Rubén y Glenn irán atrás cubriéndonos. Los demás manténganse con nosotros.


汽油Donde viven las historias. Descúbrelo ahora