Prólogo

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LOS DIOSES AZTECAS EXISTEN.

Punto final, es todo lo que debes saber. No necesitas más, créeme. O podrías acabar como yo. De hecho, deja de leer ahora mismo. Puede que seas como yo, un semidiós. Y tus poderes comenzaran a manifestarse y te convertirás en el blanco de los monstruos y ellos van a cazarte como si fueras un venado y tendrás que correr por el resto de tus días y nunca podrás estar en paz.

Okay. Dame un segundo para respirar.

Es una locura, podría llegar a ser genial, pero en general estás en peligro de muerte.

Y lo digo de verdad. Podría estar persiguiéndote uno de los centzon huitznahua, o uno de los centzon totochtin, o una de las civateteo. O peor aún, uno de los tzitzimitl, esos sí que dan miedo, (además de que he tenido malas experiencias con esas bestias). Podrían estar siguiéndote, pisándote los talones y no te darás cuenta hasta que ya sea muy, muy tarde.

¿Qué de que hablo? Tal vez la primera frase que te dije te dé una idea.

¿Dioses aztecas? ¿O mexicas? ¿Te suenan?

Pues a esos me refiero. Un montón de seres inmortales que se la pasan haciéndoles difícil la vida (sí papá, tú igual) a los mortales como yo y, podría ser que a ti también, a sus hijos.

Así que a mí me pasó esto: descubrí que mi padre es un dios y ¡BAM! Mi vida se fue por el retrete. Tuve que dejar mi cómoda vida en Londres para ir a México y evitar que una loca diosa desmembrada destruyera el Sol. Y con eso que no estaban todos los dioses solares disponibles, ella pensó que ése sería el mejor momento para atacar.

Para resumir, los dioses tuvieron una linda charla:

Uno de ellos dijo: Oigan, hay uno de nuestros hijos viviendo del otro lado del mundo, allá en Inglaterra. ¿Por qué no lo hacemos viajar hasta acá, México, para que resuelva nuestros enormes problemas apocalípticos, mientras nosotros nos vamos a ver películas y comer palomitas? ¡Será divertido!

Y otro dios le respondió: ¿No tenemos a varios de nuestros hijos de este lado del mundo?

Y otro más le contestó: Sí, pero va a ser más entretenido ver cómo se las ingenia para cruzar el Atlántico y hacernos los deberes.

Entonces, tuve que cruzar el mundo y arreglar sus problemas, mientras ellos veían un montón de superhéroes moliéndose a golpes y pateándose el trasero entre ellos.

Estuve a punto de morir en más de una ocasión. Mis amigos igual. Destruí una avioneta de carga. Hice volar dos autobuses de pasajeros. Mi cara apareció en miles de periódicos a nivel mundial como un chico prófugo. Decapité al primo malvado de Winnie the Pooh. Estuve acusado en el asesinato de mi madre.

Pero ya me estoy adelantando a los detalles.

¿Sigues aquí? En fin, yo te lo advertí (imagina que me estoy encogiendo de hombros). Ahora tendrás que quedarte hasta final. Es posible que si eres hijo de un dios, a medida que vayas leyendo esto, tu nahual despierte y tu vida corra peligro.

¡Pero no temas!, podrás usar la información que te dé para sobrevivir. A mí me sirvió, por lo que a ti te servirá. O eso espero.

Si logras llegar vivo hasta el final, te esperaré en la Calzada de los Muertos, ahí los dioses te dirán de quien eres hijo y ¡tendrás tu propia pirámide! ¿Verdad que suena genial?

Bien, me estoy yendo por las ramas.

Mi nombre es Rodrigo Garcia. Y mi historia comienza en un día muy aburrido, y un poco letal...

La Trilogía Azteca 1: El Sexto SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora