-¿NOS VAMOS? -DIJO MICH UN tanto impaciente por salir ya. Se notaba ansiosa.
-Claro. Vámonos -le respondí con una sonrisa, entregándoles a cada uno una mochila.
Los chicos se habían reunido cerca para despedirnos, me pareció un lindo gesto.
-Antes de que se vayan -dijo Jonas dando un paso hacia adelante-. En nombre de todos los aquí presentes, queremos desearles suerte y éxito en su misión. Los estaremos esperando de regreso.
-Gracias -dije sonriendo-, evitaremos morir en el camino.
-Lo que quiere decir es -Mich habló rápido cuando vio que Jonas dejó de sonreír-, que vamos a tener mucho cuidado.
Asentí, dando a entender que estaba de acuerdo con ella. Me acerqué a la Pirámide. Solté un suspiro. Toqué la base de la Pirámide del Sol y dije:
-Señor Tezcatlipoca, pido su permiso para cruzar a la dimensión de los mortales.
Al instante, de la punta comenzó a salir el tézcatl, el humo negro, y cubrió con rapidez la pirámide por completo. Cuando el humo se terminó de absorber, la pirámide ya no era de roca, era de espejos.
-Bien, ahí vamos -dije cuando iba a cruzar a la otra dimensión, pero en ese momento una de las chicas carraspeó.
-Cierto, lo olvidaba -soltó Jonas.
Me di la vuelta, mirando un poco confuso a Mich.
-Toma, es para ti -dijo Jonas mientras de daba una daga larga y brillante, con el filo negro como la noche, la empuñadura dorada y una piedra verde al final-. La saqué prestada del templo de Quetzalcóatl, es una daga ceremonial, bendecida por Iztli. Espero te sirva de ayuda.
Iba a decir que no era necesario, que tenía a Azul, la xiuhcóatl que se me tatuó en el brazo, sin embargo sería un poco grosero no aceptar su regalo, tomando en cuenta todo en lo que me había ayudado. Agarré la daga, se sentía pesada, pero no tanto, el peso ideal para poder arrojarla y que no perdiera su rumbo. Tenía un bonito tallado en la empuñadura, como si fueran rayos solares.
-Gracias.
-Anda, ve -dijo señalando con la cabeza a la pirámide-. Y recuerda lo que te dije hace rato -esto lo dijo más bajo, para que yo fuera el único que lo escuchara.
-Gracias -repetí. Antes de irme, recordé eso del colmillo del oso gigante y la espada. Les conté la pequeña conversación con la señora Josefina a Mich y a Payne, mientras Payne esperaba justo delante de la Pirámide-. Quizá puedan hacer lo mismo con tu colmillo.
Ella asintió, sacó el colmillo y se lo dio a Jonas.
-Espero que hagan las espadas a juego -le dije a Jonas.
-Cuando vuelvan, estarán listas -respondió el con una sonrisa.
Me giré hacia Mich, y luego a Payne. Alcancé a oír que alguien nos decía "Qué Huehuecóyotl les sonría", mientras los tres, juntos, cruzábamos el espejo interdimensional.
.
Salimos a la Calzada de los Muertos del mundo mortal. Estaba abarrotada de mortales, yendo y viniendo de un lado a otro, tomando fotografías de las pirámides y admirando lo que quedaba de la civilización azteca. Si tan sólo supieran como fue todo en el auge del Imperio Azteca...
-Y bien -dijo Payne, estaba hablando inglés de vuelta-, ¿qué fue eso?
-Luego te explicamos -le contestó Mich, igual en inglés. Al parecer, el náhuatl sólo se activa estando con alguien que lo esté hablando.
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La Trilogía Azteca 1: El Sexto Sol
AdventureRodrigo Garcia creía ser un chico normal. Y lo era, hasta el día de la muerte de su madre. Pero a partir de ese día, todo a su alrededor empieza a cambiar. Rodrigo descubre que sus mejores amigos no son lo quiénes creía: Mich Walker se puede tr...