-ASÍ QUE VAS A EMPRENDER una misión, ¿cierto, pequeño semidiós?
La voz de la diosa desmembrada me estaba hablando. Me encontraba de vuelta en la punta del Pico de Orizaba. Estaba nevando, hacía frío, y yo sólo llevaba una playera y mi ropa interior. Me estaba congelando.
-S-s-sí -dije castañeando los dientes-. Va-va-vamos a de-de-destru-truirte.
Soltó una de esas carcajadas que me sacaban de mis casillas. ¿Ya dije que me enseñaron a no lastimar a una mujer jamás? Bueno, pues ella me suplicaba que le tumbara todos los dientes de un golpe con mi puño.
-Quiero ver que lo intenten.
Se agachó para quedar a mi altura. Sus ojos eran hermosos, de un azul celeste impresionante. Pero estaban llenos de maldad y odio.
-Yo soy a ser el Sexto Sol. Tarde o temprano, lo seré.
-N-n-no si te de-de-detene-nemos.
La nevada empezó a cobrar fuerza con rapidez.
-Aw, Rodrigo. Eres tan tierno -pellizcó uno de mis cachetes-. Tan ingenuo. Tan frágil. No sabes cuál es tu destino, ¿o sí?
-E-e-evitar q-q-que destr-tr-truyas al Sol.
Volvió a reír.
-No, ese no es. Te daría un vistazo de tu futuro, pero eso sería un spoiler. No queremos arruinar el gran final de la historia. No. Mejor aún, lo tendrás que descubrir por ti mismo.
La nevada se transformó en una tormenta de nieve. Y yo estaba en el ojo de la tormenta.
-Suerte en tu búsqueda Rodrigo, la necesitarás.
La tormenta me arrastró. Salí despedido, sin control, sin poder sujetarme de algo. Mi cabeza golpeó contra algo demasiado fuerte.
Y desperté.
Estaba sobre la cama que elegí en la Pirámide del Sol. Tenía el cuerpo empapado de sudor frío. Me quité la única sabana que me cubría y me senté sobre la cama.
-Te detesto -dije refiriéndome a la diosa desmembrada. Me provocaba dolores de cabeza.
Me levanté y me dirigí al baño que estaba más cerca. Entré. No sabía si habría agua caliente o no. Sólo necesitaba despertar bien.
Después de bañarme, gracias a los dioses fue con agua caliente, salí de la Pirámide. Aún no había salido el sol, sin embargo supe que no tardaría en hacerlo.
Sólo vi a unas cuantas personas caminando por ahí. Como no tenía nada que hacer por el momento, subí la pirámide. Llegué a la punta, y me quedé esperando el amanecer. Cuando el sol comenzó a salir me quedé sin palabras. Era hermoso, ver como el cielo, de un color azul casi negro, era desgarrado por los rayos del sol, tornándolo en tonos morados, rosas y naranjas. Las nubes parecían de fuego, una obra de arte. Tal vez fuera que estaba en otra dimensión, o que estaba justo sobre la Pirámide del Sol, pero ese amanecer era el mejor que había visto en toda mi vida.
-Una vista espectacular, ¿no es así? -Preguntó una voz detrás de mí.
Apenas me sobresalté. Era Jonas. Su cabello verde se veía naranja por la luz.
-Sí. Muy impresionante.
-Vengo todos los días. Me gusta ver el amanecer. Aquí, sobre la Pirámide, se ve perfecto.
No respondí, seguía viendo el cielo. En serio, sí parecía una obra de arte impresionista. Casi surreal.
-¿Pudiste descansar? -Me preguntó.
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La Trilogía Azteca 1: El Sexto Sol
AbenteuerRodrigo Garcia creía ser un chico normal. Y lo era, hasta el día de la muerte de su madre. Pero a partir de ese día, todo a su alrededor empieza a cambiar. Rodrigo descubre que sus mejores amigos no son lo quiénes creía: Mich Walker se puede tr...