☽ | Chapter 48.

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Y VIVIERON FELICES POR EL RESTO DE LA ETERNIDAD...

[PARTE UNO]

Alcé la mirada tímidamente después de terminar mi confesión. Derek me observaba con el ceño fruncido, pero no había explotado, tal y como había creído que iba a suceder cuando lo supiera; la voz de Jana resonó en el vestíbulo y tuve miedo.

Miedo de haberme equivocado en decírselo a Derek.

Di un brinco cuando ambos escuchamos el sonido del picaporte girando y mis ojos se desviaron automáticamente hacia allí, temiendo la reacción de Jana cuando viera que estaba ayudando a un vampiro, y no un vampiro cualquiera, a salir de hurtadillas de la mansión; abrí la boca para inventar alguna excusa, pero me quedé sorprendida cuando la vampira me dedicó una media sonrisa.

-¿No me estabas oyendo llamarte, Gala? –preguntó con un ligero tono de reproche.

Eché un rápido vistazo al ventanal, que se encontraba vacío, y supe que Derek se había esfumado antes siquiera de que Jana hubiera terminado de abrir la puerta; no había tenido oportunidad siquiera de saber qué era lo que pensaba de mí después de haberle confesado qué era lo que me ataba al aquelarre Herz.

-Lo siento –repuse en voz baja-. Estaba distraída.

Jana sonrió con amabilidad, perdonando mi pequeño descuido; sus ojos bajaron lentamente y yo caí en la cuenta de que había dejado a la vista de todo el mundo la caja negra que sostenía entre mis manos.

-¿Qué es eso? –hablaba con curiosidad, sin despegar la vista de la cajita.

-Un regalo –respondí.

Los ojos de Jana fueron ascendiendo con lentitud hasta clavarse de nuevo en los míos.

-Perdona por haberte dejado sola –me disculpé por segunda vez-. Pero necesitaba estar sola para pensar...

La mirada de mi amiga resplandecía, e incluso parecía haber olvidado su enfado por no haberle hecho caso antes mientras gritaba mi nombre por los pasillos; parecía estar ansiosa por conocer más sobre la cajita que todavía llevaba entre las manos. Jana sabía que había mucho más detrás de las pocas cosas que le había contado sobre mi historia.

Nunca me había presionado para que siguiera hablándole de mi pasado, pero era evidente que se moría de curiosidad y que esperaba que yo decidiera abrirle mi corazón de manera voluntaria.

-¿Fue un regalo suyo?

Pestañeé con confusión y Jana sonrió con más gana al ver que no tenía ni idea de a quién estaba refiriéndose.

-De Derek –rió.

Me senté sobre uno de los sofás que había cerca del ventanal por donde había escapado el mismo segundos antes de que nos interrumpiera Jana. Mi amiga se acercó con lentitud y se sentó a mi lado; rozó con cuidado la tapa de terciopelo, casi temiendo que el simple contacto pudiera convertirla en polvo.

-Debe ser duro haber estado separada de Derek tanto tiempo –suspiró Jana, mirándome de reojo.

Desde que me había presentado en la puerta de la mansión, cuatro meses atrás, Jana había evitado cuidadosamente hablar de Derek en mi presencia; por el contrario, había escuchado su nombre en los labios del resto del aquelarre, quien no parecía estar al corriente de lo mucho que me afectaba. Sin embargo, había sido gracias a los murmullos de los miembros del aquelarre Herz, y del propio Lyle, por lo que había conseguido seguirle la pista a Derek después de que me fuera de la mansión.

MidnightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora