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Mientras no estabas
El teléfono sonó con su molesta melodía.
- ¿Qué estás esperando?
Se trataba de Huor, antes de poder dedicarle todas las maldiciones que había preparado para él, la luz del celular brilló con su peculiar intensidad, transportándome a la misma sala blanca en el Credo. Las náuseas de siempre y esa sensación de haber perdido un par de órganos en el camino.
- ¡Muévete! No tenemos tiempo que perder.
Siempre me han gustado las bienvenidas de Huor.
- Dame solo un minuto para...
- ¡QUE NO HAY TIEMPO!
Su tono era totalmente distinto, no eran meras órdenes, algo no parecía estar bien. Él salió de la habitación con un paso apresurado y no tuve más remedio que seguirlo.
- ¿No dejaste ningún cabo suelto en el mundo humano?
Mi cabeza no me permitió procesar el sentido de la pregunta, así que contesté con lo primero que salió de mi boca.
- Mis padres creen que ahora soy un buen hijo, Cristian se encuentra buscando un carrete falso y Karla debe estar llorando en su casa, pero de ahí en fuera.
- No estoy bromeando Galdor, ¿Disté alguna pista sobre el Credo?
- ... No, para nada, además tengo el sello de Lúthien.
Huor no cambió su ritmo al caminar, sus palabras eran cortantes y golpeadas, no me dirigió la mirada. No parecía molesto... pero no era el Huor de siempre.
- Quiero creer que las historias de tu suplente funcionaron, entonces todos pensarán que estudiarás en el extranjero por el próximo año, así podrás permanecer aquí sin interrupción.
¡Un año!
- Necesito que te reúnas con tu equipo, siempre portes tu Daimus, no importa si entrenas o no, Lúthien entregará algunos artefactos que te serán útiles y te pido por favor que no hagas nada estúpido.
El ambiente se transformó inmediatamente en una tensión que podría quebrar el más fuerte. Por primera vez, tuve miedo de seguir con mis preguntas... pero sería peor el quedarme callado.
- ¿Qué ocurre Huor?
- ... Tenemos una situación delicada, lo contaré todo en la junta.
Tomamos el elevador y seguimos caminando hasta su oficina en donde ya se encontraban Lúthien, Finrod, Fëanáro, Merenwen, Nindë y Lólindir.
- No se levanten, seré breve y directo.
Fueron las palabras de Huor mientras tomaba su lugar detrás de su escritorio.
- Hace tiempo envié a nuestro mejor equipo de espías para obtener información sobre las actividades del Clan, todo parecía salir como se había planeado hasta que perdimos contacto con ellos, a pesar de ello, continuaron con sus operaciones y meramente nos indicaban que seguían con vida gracias a una adaptación de su Daimus. Fue hasta el día de ayer que no hemos recibido ninguna señal de vida de ellos.
Lólindir interrumpió el discurso de Huor con un tono de desacuerdo y preocupación.
- Si eso fuera verdad, el Daimus se habría activado y regresado de inmediato al Credo.
- Se supone que eso pasaría, pero en ningún momento se activó, al parecer no entablaron combate con el enemigo, pero de alguna forma, ellos no han mostrado señales de vida.
- Seguramente los secuestraron y arrancaron los Daimus.
- ... Imposible, pedí que fuera imposible apartarse del Daimus, se activaría de igual manera.
Un silencio doloroso fue el anfitrión de la reunión. Con voz firme, pero con igual desagrado comenta Nindë:
- A pesar que el Daimus se ha diseñado para evitar eso, creo que conocemos la respuesta.
Todos bajaron la mirada, Lólindir golpeó el escritorio de Huor en señal de impotencia.
- La razón de reunirlos es para convertirlos en un grupo de Búsqueda y rescate.
Dijo Huor en voz baja y con cierto temor.
- Sus habilidades en conjunto serán las necesarias para completar el objetivo.
- ¡Ellos aún no están listos!
Interrumpió Lúthien con gran desaprobación.
- No importa que tanto han avanzado en sus habilidades, no tienen el rango para enfrentarse en algo así. Además sería su primer trabajo como equipo, los estarías arriesgando, no, los estás enviando al matadero Huor.
- No es así, un equipo de búsqueda y rescate comúnmente son dos miembros para que su movilización sea más ágil, pero aquí enviaremos a los seis para cubrirse la espalda, solo necesito encontrarlos, si ellos no creen posible su extracción, entonces enviaré al equipo adecuado para la misión y listo.
Lúthien se encontraba a punto de explotar por tal afirmación, pero Lólindir miró fijamente a Huor y dijo:
- Acepto el encargo y tomo la responsabilidad de todos los novatos con una sola condición.
- ... ¿Cuál es?
- Que tengamos libertad de acción.
Huor lo pensó por varios segundos, giró la cabeza hacia Lúthien quien sutilmente asintió con la cabeza.
- De acuerdo, tienes total libertad de acción, pero la vida de estos cinco novatos se encuentra en tus manos.
- Lo sé, si no confías en mi juicio puedes crear el sello sobre mí.
- ... lo haré, no por desconfianza, sino por mero protocolo.
- Entonces si es así, deja a los novatos que se preparen antes de partir.
Huor meramente asintió con la cabeza e indicó que saliéramos de su oficina. Uno a uno dejó su lugar, siendo yo el último en salir.
- ... Necesito hablar contigo Huor.
Lo miré como siempre lo he hecho.
- ... Lo sé, pero todo a su tiempo.
Su semblante se notó un poco más calmado y apenas se escapó una sonrisa que me hizo sentir aliviado por un momento. Cerré la puerta y caminé junto a mis compañeros hasta llegar a la cafetería, nadie dijo una sola palabra durante varios minutos. Nos limitamos a intercambiar miradas y generar en nuestra cabeza el peor escenario posible. Ni siquiera Merenwen, con su gran energía y despreocupación habitual pudo mantener su sonrisa por mucho tiempo.
Al poco rato, nos entregaron un café a cada quien, nadie se atrevió a probarlo, el ambiente se volvió cada vez más negro.
- Si no son capaces de disfrutar de un café antes del trabajo, entonces tendrán un mal día en la oficina.
Fueron las palabras que nos dedicó la camareraal ver nuestras caras largas. Fue así que lentamente, cada quien empezó a darlesorbos a su café. Dulce, de sabor fuerte y delicioso... creo que era justo lo quenecesitábamos.
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El Credo - Iniciación II
FantasyDespués del primer encuentro de Erick Carvahall con el libro rojo su vida no ha sido la misma. El contacto con su habilidad y la magia le ha entregado una visión amplia sobre el mundo que lo rodea, pero aún tiene mucho por aprender. Por azares del d...