Capítulo 24 - Solo un rasguño

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Solo un rasguño

Mirando por el rabillo del ojo noté a un arquero sobre la copa de un árbol, un tiro bastante difícil considerando la distancia y las variaciones del viento. El temor y el asombro llegaban a mí por las habilidades de mis oponentes, pero el fervor del combate no me permitía realizar un análisis más profundo.

La espada llameante se blandió hacia mi pecho, sin dejarme otra opción que rodar en el suelo para evitar el golpe. No puedo estar girando en el suelo todo el día, necesito contra atacar pero la distancia era muy corta y el tiempo muy pequeño. Para mi fortuna o mi desgracia, Idril soltó un coletazo que golpeó a mi rival y apenas dándome la oportunidad de esquivarlo. En ese momento tenía la necesidad de saber si una ojiva de un revolver podría atravesar las escamas de esa bestia.

Mientras el hombre volaba por el aire tomé la Beretta y disparé directamente a su pierna para inhabilitarlo, a su vez, disparé con el revólver hacia atrás para evitar otra flecha que se dirigía vertiginosamente a mi cabeza. La adrenalina del momento provocó algo en mí que no había experimentado.

Todo el mundo a mi alrededor se había congelado, el hombre que fue golpeado por Idril permanecía en el aire... a un metro se encontraba la ojiva que había disparado, inerte, inmóvil, con el mismo potencial letal pero, se veía tan pasiva en ese momento. Lo extraño de la situación es que podía verlo todo... no solo lo que se encontraba dentro de mi campo visual, tenía una vista panorámica, aérea y a detalle de todo el valle.

No llegaba a una explicación pero... podía caminar por los alrededores sin que nada se moviera. Después de unos pasos giré y vi mi cuerpo estático con mis armas apuntando en direcciones opuestas... de alguna forma era capaz de salir de mi cuerpo y observar cada detalla mientras el mundo se congelaba.

Experimentaba un leve ardor por todo mi cuerpo y una presión sobre mis ojos que me indicaron toda la energía que utilizaba, no desaproveché el momento y de una manera casi fantasmal recorrí todo el valle para encontrar a todos los enemigos. Primero me acerqué al hombre que volaba por el aire y volví a mirar la ojiva, una línea plateada me marcaba la trayectoria y el punto de impacto en su rodilla, ahí supe que no fallaría el tiro y que no sería una amenaza una vez realizada la penetración del proyectil.

Después me acerqué al arquero sobre el árbol, se encontraba bien oculto detrás del grueso tronco, pero la misma línea plateada me indicó donde disparar para atravesar la madera y lastimar la clavícula del hombre.

El mismo proceso fue con los ocho hombres restantes, la guía plateada me indicaba tiros precisos pero no mortales, aunque lo suficientemente efectivos para realizar heridas que impedirían su acción en combate. Regresé a donde se encontraba mi cuerpo tratando de recordar todos los lugares donde debería disparar, pero esa tarea se volvió sencilla al ver que las líneas permanecían ahí.

Solo necesitaba diez tiros y esto podría terminar enseguida. Giré para dar un último vistazo solo para moverme rápidamente a donde se encontraban los miembros de la familia, al parecer ellos se habían reagrupado después del ataque de Finrod, no estaba seguro pero creo que también debía inmovilizarlos por si ellos se preparaban para la pelea.

Involuntariamente pude crear diez guías más para los miembros de la familia... creo que tendré que hacerlo y pronto, el leve ardor se convertía rápidamente es un dolor punzante sobre todo mi cuerpo y mis ojos querían saltar de sus órbitas.

Antes de regresar a mi cuerpo revise el mis armas, no planeaba repetir el mismo error que cometí con Huor. La Beretta tenía siete disparos y uno en el revólver. Necesitaba recargar y necesitaba hacerlo rápido, ese pensamiento cambió todos los puntos de impacto de las líneas plateadas... se adaptaron al tiempo que necesitaba para cargar las armas.

De un momento a otro fui absorbido por mi cuerpo y el tiempo empezó a avanzar a su ritmo habitual. Un impulso que no sería capaz de explicar tomó el control de mi cuerpo, no era consiente de mis movimientos ni tenía tiempo para razonarlo, solamente me dejé llevar por el momento.

Ajusté la dirección del revólver y disparé, giré mi cuerpo mientras abría el barril del arma, durante el giro disparé las siete cargas de la Beretta para inmediatamente presionar el botón del magazine y dejar caer el cartucho al suelo. Abrí mis palmas para golpear los bolsillos de mi chaleco, haciendo que un cartucho de la Beretta saltara y seis balas del revolver saltaran en el aire. Tomé las armas durante su caída libre y las giré de tal forma que los seis casquillos cayeran directamente en el barril del revólver y el magazín entrara fácilmente dentro de la Beretta.

Con la punta metálica del revolver atoré el borde de la corredera de la pistola para hacer el corte de cartucho. Levanté las armas y disparé consecutivamente doce tiros, uno tras otro con la ayuda de las líneas plateadas. El humo de las armas emanaba de los cañones seguido de un extraño silencio. Miré a mi alrededor y mis compañeros observaron atónitos que absolutamente todos los miembros del clan habían caído y con dificultad para levantarse. Incluso los ojos de Idril mostraron sorpresa.

Miré a lo lejos y fue una sorpresa ver que todos los miembros de la familia permanecían de pie, estoicos y relajados, ¿Fallé esos diez tiros?, mi duda fue rápidamente disipada al ver las ojivas levitar cerca de Daimont, ¿telequinesis?, ¿acaso detuvo mis disparos antes de alcanzarlos?

Bajé mi armamento lentamente mientras caminaba de espaldas hasta donde se encontraba mi rifle. Finrod, Merenwen, Fëanáro, Nindë e Idril se agruparon lentamente a mi lado sin bajar la guardia en ningún momento.

— ¿Te encuentras bien? — Le pregunté a Merenwen mientras miraba por todos lados.

— Si, solo fue un rasguño, perdón si te preocupé. — Respondió un poco agitada.

La tensión del momento oprimía nuestros pechos, pero el sonido infernal de un lento aplauso llamó nuestra atención. El rostro de Daimont mientras batía sus manos y se acercaba a nosotros era escalofriante.

— Estoy realmente impresionado. — Gritó Daimont desde el otro lado del valle.

Pasaron unos minutos hasta que la familia se encontraba frente a nosotros, Daimont miró alrededor, deteniéndose al ver a Vincent en el suelo con una herida en el hombro y su guadaña en el suelo. Vincent mostraba un rostro rabioso y avergonzado.

— Nunca había visto a Vincent de esa manera, aunque muy preocupante debo admitir que fue una demostración de poder insuperable. — Dijo Daimont mientras regresaba su mirada a nosotros.

— No queremos seguir peleando. — Dijo Merenwen con voz agitada y un leve temor.

— Me imagino, nunca fue su intención y les quiero pedir una disculpa en nombre de mi camarada, podemos decir que tiene un carácter un tanto... volátil. Tampoco puedo culparlo de todo, deben comprender que sus hombres se enfrentaron a un dragón hace poco y ustedes aparecen con uno, es normal que se exaltara de esa manera y su juicio se nublara así. — Respondió Daimont con tono burlón y una sonrisa de oreja a oreja.

Ahí comprendí el motivo del ataque, fuimos nosotros quien entabló ese combate.

— Me encantaría tener elementos como ustedes en la Familia, lastima que su sangre sea tan sucia. En fin, no quiero hacerles perder más su tiempo, si puedo ayudarlos en algo sean tan amables de hacérmelo saber. — Dijo Daimont con tono condescendiente.

— Solo... solo buscamos a nuestro compañero Lólindir. — Dijo Merenwen tambaleante.

La conversación parecía siniestra y con un trasfondo más obscuro de lo que aparentaba. ¿Cómo era posible que Daimont se comportara tan apacible mientras que Vincent se encontraba herido en el suelo?, ellos también fueron atacados pero no combatieron el fuego... yo les disparé y pareció no importarles. Algo no encaja aquí.

— Lo escuché justo antes de esta exhibición, lamento informales que no tenemos conocimiento alguno de la ubicación de la bestia verde. — Respondió Daimont antes de ser interrumpido.

— ¡Ojala que ese asesino esté muerto! — Gritó Vincent mientras se ponía lentamente de pie.

Esto confirma mi sospecha, ni el Clan ni la Familia tienen nada que ver con esto... la pregunta más importante ahora es... ¿En dónde puede estar?


El Credo - Iniciación IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora