Capítulo 20 - Incursión

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Incursión

Todos asintieron con la cabeza, con nerviosismo, con miedo, con decisión o con rabia pura. No importaba el motivo realmente, pero algo seguro es que traeríamos de vuelta a Lólindir.

— Yo crearé un portal que nos llevará hasta la cabaña. — Dijo Nindë totalmente decidida.

— ¿Puedes hacer algo así? — Preguntó Finrod con incredulidad.

— Tal vez no sea un viaje tan placentero, pero con suerte llegaremos al mismo lugar.

— ¿Con suerte? Eso es un verdadero consuelo. — Replicó Fëanáro con cierta burla.

Las miradas no se hicieron esperar y todos parecían tener su tarea muy clara. Un par de personas pasaron a nuestro lado y guardamos silencio inmediatamente, esperamos a que dieran vuelta al pasillo para dar la última instrucción.

— Galdor, encárgate del equipo y ve a la cúpula de entrenamiento cuatro, ahí abriré el portal en una hora, así que no tardes. — Dijo Nindë en voz baja.

Fue ahí donde nos separamos, pero el caminar de Merenwen fue el más notorio, con pasos firmes, la mirada baja y una lagrima rodando por su mejilla. No puedo imaginarme que pasa por la cabeza de esa mujer, tal vez sea muy cercana a Lólindir, aunque tal vez, sea así con todas las personas, o puede estar ocultando algo, sea cual sea su motivo voy a traer de vuelta el enano de plomo.

Subir por el elevador hasta el arsenal fue la parte fácil, elegir el equipo correcto fue lo complicado. Los anaqueles móviles fueron de ayuda para ahorrar tiempo, pero era demasiado equipo para sacarlo discretamente. Un hombre de robusta complexión, barba de candado y tono grave se acercó para ayudarme.

— ¿Buscas algo en especial? — Preguntó amablemente.

— La verdad... es que un poco de todo. — Respondí tambaleante.

— Bueno, si me dices que necesitas podría ayudar.

— Necesito...

Pensé por algunos segundos para crear una cuartada, pero no encontraba algo adecuado para la situación.

— ¿Vas de misión o entrenamiento? — Preguntó el hombre.

— ... entrenamiento.

— Si no me equivoco tú eres un excelente francotirador, déjame mostrarte un rifle que podría ayudarte a mejorar tu precisión.

Con tan solo un gesto de su mano los anaqueles empezaron a moverse y solo se mostraron aquellos que contenían rifles de largo alcance y alto calibre.

— Dime qué nivel puedes manejar. — Preguntó el hombre.

Estaba consiente que si elegía un nivel demasiado elevado tendré problemas para manejar la energía que requiere. Fue en ese momento cuando encontré la excusa perfecta.

— Verás, voy a tener un par de entrenamientos con mis compañeros y quiero estar preparado para contrarrestar sus habilidades. — Dije con una ligera suplica en mi tono.

— Con razón te me hacías familiar, tú eres Galdor, creo que pudo ayudarte con eso ¿quién será tu primer rival? — Respondió entusiasmado el hombre.

— De hecho... será con todos, uno por uno y no tengo mucho tiempo, pensaba tomar todo lo posible para hacer una larga sesión el día de hoy. — Replique tratando de convencerlo.

El Credo - Iniciación IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora