Capítulo 3 - Cuarto oscuro

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Cuarto Oscuro

La sensación de querer probar algo nuevo inició dentro de mí, pero para ser honesto, era frustrante tener la limitante del sello en mi espalda. Después de varios minutos tratando de figurar alguna manera de seguir usando mis ojos me di por vencido. Camine por la casa sin sentido, esperando encontrar algo que hacer y así, dejar de pensar un momento.

Me encontraba frente a la puerta del cuarto obscuro y decidí entrar un momento. En una cuerda que atravesaba el cuarto de par a par había varias fotografías ya secas, las que había tomado justo antes de conocer el Credo. Las miré por un momento, busqué mi cámara con la esperanza de encontrar más fotografías que revelar pero no las había.

Me senté ahí por un momento, recordé como mi padre, de muy mala gana, me ayudó a construir esto, él fue quien compró mis primeros químicos y fue él quien apareció en mi primera foto. Ese recuerdo sería muy valioso y bello, a no ser de los sucesos posteriores en donde solo fui criticado por encontrar una vocación que me dejaría muerto de hambre.

Estoy consciente que no tengo trabajo y no soy un excelente estudiante universitario, pero también se me ha dicho que haga lo que yo quiera y disfrute de cada etapa de mi vida. Esa contradicción es recurrente e imposible de explicar. Al cumplir una, la otra se convierte contradictoria, al tratar de explicarlo siempre existen ejemplos de éxito en donde se supone demostrar que es posible tener ambos. Steve Jobs es uno de los ejemplos más grandes y usado por cualquiera que tiene un pensamiento estúpidamente positivo, también es conocido su duro trayecto hasta llegar a la cima, todos decían que su idea no triunfaría...

No logro comprender, si ya se sabe que para conseguir lo que uno quiere es necesario pasar de momentos duros en donde nadie te apoya, entonces te encuentras cumpliendo la primera parte, pero hasta que su invención venda miles de millones en acciones ya se cumplió la segunda condición. Si es así, simplemente pueden dejar de juzgarme y dejar que cumpla mis sueños sin la necesidad de presionar a cumplir con estándares de supuesta felicidad social.

... es una lucha necesaria al parecer. El trabajo sin sudor no tiene satisfacción, me lo decía mi madre mucho. Entonces el sufrimiento siempre debe estar presente... y a pesar de todo, debe afrontarse con una actitud positiva. La hipocresía abunda sobre el tema.

Es por eso que prefiero la fotografía, ella no miente, solo se limita a capturar la sesentava parte de un segundo, interpretar la temperatura color y realizar un acto químico que dará como resultado, una pieza visual que jamás podrá ser modificada, ni el tiempo, ni las lenguas ni la hipocresía podrán tocar lo que captó.

Tomé una de las fotografías ya secas y la sostuve en mi mano por varios minutos. Se trataba de una mujer leyendo en el parque, su cabello se movía con el viento pero su mirada no se despegó ni un momento de su lectura. No importaba si ella era infiel, si era mala estudiante o si era una homicida. Esa fracción de segundo cuenta la historia de una mujer que disfruta de las letras frente a ella, ni más ni menos.

Salí de la habitación con la fotografía y me recosté un momento en la cama, aún admiraba esa imagen, no por la mujer, la composición, los colores, el encuadre, ángulo, todos los aspectos técnicos que pocos pueden disfrutar del trabajo de un fotógrafo. Si hubiera disparado un segundo antes o después no tendría ese resultado.

Tiré una carcajada reprimida al aire. Creo ahora entender mi fascinación con la fotografía, si de alguna manera se encuentra ligado con mi habilidad, puedo entender porque me gusta notar los pequeños detalles, como con mi pelea contra Finrod. Y Como olvidar mi combate contra Merenwen y Nindë, si no hubiera jalado el gatillo a tiempo el resultado sería diferente.

El Credo - Iniciación IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora