-Te quiero -dijo ella mirando las preciosas vistas, apoyada en la barandilla del puente.
-¿Sabes que? Te amo desde que te sentases justo a mi lado en el aeropuerto.-dijo él cogiéndola de la cintura y atrayéndola hacia él.
-No digas tonterías. Sabes...
Yo: Te lo juro. Dale una oportunidad hombre, el chico es guapo y parece divertido. Además si aceptas me regala las zapatillas.
Carlos: ¡Pero que no me gustan los chicos!
Yo: ¡Que me regala las zapatillas! Son cuarenta libras que me ahorro.
Carlos: ¿Va enserio que mí novia me está suplicando que tenga una cita romántica con un chico sólo para que ella tenga sus zapatillas gratis?Esto es una broma, una jodida broma. ¿Dónde tenéis la cámara escondida?
Yo: Que no es una broma. Voy totalmente enserio. A él le gustas, yo quiero mis zapatillas gratis. Todos felices. Además, por lo de que soy tu novia no te preocupes, no soy celosa, me van las relaciones abiertas.
Carlos: Los ingleses sois más raros...
Yo: Anda dejalo, ahora le digo que no te interesa... El pobre se ha hecho ilusiones.
Carlos: ¡Por fin dices algo coherente!
Dejo a Carlos hablando solo y giro sobre mis talones, dándole la espalda. Me dirijo hacia el dependiente.
Yo: Lo siento, parece ser que no le interesa la oferta.
Dependiente: Vaya, que pena. No sabe lo que se pierde.
Yo: Igualmente me llevo las zapatillas. Cuarenta, ¿no?
Dependiente: Treinta y tu número, me has caído bien.
Yo: ¿Me acabas de pedir que te consiga una cita con él y ahora me pides mi número?
Dependiente: Es que eres muy guapa y tienes un cuerpazo...
Yo: ¿Gracias?
Dependiente: Dejalo, da igual. Treinta libras, por favor.
Pago, cojo la bolsa con los zapatos y me acerco donde está Carlos.
Carlos: ¿Ya?
Yo: Sí, vámonos, este chico es muy raro.
Salimos de la tienda rápidamente, para evitar estar más tiempo cerca de ese ¿pervertido?
Carlos: Me ha mirado el culo. Lo he notado, me ha mirado el culo al salir.
Yo: Y a mi el pecho cuando estaba hablando conmigo.
Carlos: ¿Como que el pecho? ¿No se suponía que le iban los chicos?
Yo: ¡Yo que se! Camden está lleno de gente rara.
Carlos: ¿Ya tienes las zapatillas? Pues vámonos.
Coge mi mano y empieza a andar hacia la boca del metro. Pero se para en una tienda donde hay un monton de gorros, estira de mi brazo y ambos entramos.
Carlos: Elige uno, yo te lo pago.
Yo: No voy a aceptar que me lo pagues tú.
Carlos: Elige uno, así tienes algo que te recuerde a mi.
Yo: Yo lo elijo, pero lo pagó yo.
Carlos: Venga vale.
Empiezo a mirar todos los estantes, hay de todo tipo, grandes, pequeños, con pompón, sin él... Al final me acabo decantando por uno negro con orejas de gato súper mono.
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